Miguel Márquez Calle
Prepósito General de los Carmelitas Descalzos (Roma)
Me acaba de suceder una de esas cosas que solo pensarla ya te pone mal cuerpo y peor espíritu. En una de esas idas y venidas de aeropuertos, me ha desparecido el ordenador. Tal como lo oyes. No sé en qué momento sentí más ligera mi mochila ni si fue olvido en algún control o robo. El caso es que desapareció.
Debía de estar un poco en las nubes sin la suficiente atención, aunque también gracias a la nube famosa puedo seguir teniendo la información que contenía el ordenador. Pero ¡que mal cuerpo!
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