Del consejo de Dirección de la Revista Vida Religiosa y Profesor del ITVREl P. Cristo Rey acaba de ser nombrado consultor de la Congregación de Religiosos. Hasta ahí la noticia o el titular. En realidad, hace mucho que José Cristo Rey es un referente de la vida religiosa. Formado en los años del Concilio, ha vivido y vive el pulso de una forma de seguimiento que se va haciendo en estos nuevos tiempos.
José Cristo Rey tiene la fe inquebrantable e imprescindible para hacer teología. Está fuera de batallas que desgastan el saber y la libertad. Cree en la vida comunitaria y en el poder del signo. Es un gozo vivir con él, trabajar con él, pensar con él, caminar con él. Es un signo de la vida religiosa renovándose, aprendiendo y creciendo en el siglo XXI. Es un hombre mayor que mantiene viva la opción, por eso que «oficialmente» se le siga consultando para diseñar el «por dónde va la vida religiosa y por dónde debe ir» es más que normal, es conveniente y oportuno.
La vida religiosa en este tiempo tiene que dejar de darle vueltas a lo que ha hecho o cómo ha vivido, para empezar a discurrir por un camino nuevo, no transitado, que hoy es su sitio. Para ello hace falta que perdamos muchos miedos y ganemos libertad evangélica. Hace falta ponerle nombre a las situaciones y responder en conciencia y en confianza. La vida religiosa se construye en la infinidad de decisiones personales que cada día hacen muchos religiosos y religiosas que buscan cómo servir más y de manera más clara a un mundo que está en búsqueda. Ahí, en el desbroce de caminos vírgenes o de trayectos que los serios creen que son imposibles; en la novedad de cada persona que, con honestidad, se pregunta cómo debe ser el seguimiento en este tiempo, está José Cristo Rey. Siempre ilusionado, profundo, cordial y firme.
Un buen día para la vida religiosa, para la Iglesia y para esta Revista en la que sirvió como Director hace años y ahora está en el consejo de dirección. Un buen día para nuestro Instituto teológico de Vida Religiosa que, desde hace más de cuarenta años, sigue formando y proyectando en el mundo el lugar, el sentido y la misión de la vida religiosa. Un buen día para todos los que sigan soñando con una vida religiosa con palabras y gestos nuevos que ame la vida y la realidad del mundo.
