Miguel Márquez Calle
Prepósito General de los Carmelitas Descalzos (Roma)
Es la frase memorable de un pequeño gran personaje: Leo, mi sobrino. Era un día de este verano que estamos a punto de terminar. Un día de baño en el río, en uno de esos ríos todavía sorprendentemente bañables. Estuvimos jugando en el agua más de una hora, riendo. Acaba de aprender a nadar hace pocas semanas y disfruta con la intensidad de quien vive todo por primera, única vez. Y después del agua, un rato en la huerta de Javi, mi cuñado, regando los calabacines y tomates. Al final del día, con su madre, Leo sentenció: “Hoy es el día más feliz de mi vida”. Podría sonar exagerada, pero en boca de un niño suena a sentimiento verdadero y totalmente creíble.
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