Me lo contó hace años una religiosa joven:
“He pasado una etapa comunitaria muy difícil. Somos 4 en comunidad, solo yo no trabajo en el colegio, que es el tema dominante de las conversaciones, y me siento aislada, con la impresión de que lo mío no les interesa; ellas están muy unidas, me tachan de susceptible y de que voy como un verso suelto.
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