Una de las consecuencias de la guerra es que empiezan a faltar alimentos. Como los males nunca vienen solos, acabo de oír que las tropas rusas están acaparando los alimentos que encuentran en los almacenes abandonados por los ucranianos para revenderlos a precios quince o veinte veces superiores a su precio original. Además de matones, ladrones.
Una prueba más de lo diabólico que es el abuso de poder, tanto más diabólico cuanta más fuerza tiene y más daño hace, lo tenemos en el evangelio de las tentaciones de Jesús en la versión de Lucas. El diablo, llevando a Jesús a lo alto de un monte, le mostró todos los reinos del mundo y le dijo: a mi me ha sido dado el poder y la gloria de todo eso, y yo lo doy a quién quiero. ¿Estará diciendo el evangelista que el poder es lo propio del diablo y que lo reparte entre sus amigos? Desde luego, lo propio de Jesús no es el poder, sino el servicio y el amor desinteresado.
Algo bueno en medio de tanto mal: la actitud generosa y acogedora de muchos polacos, ofreciendo su ayuda y sus casas a los refugiados de Ucrania. También en España las delegaciones de Caritas están preparándose para acoger a familias de Ucrania que se han visto obligadas a abandonar su país. Dígase lo mismo de muchas personas particulares y de prácticamente todas las Congregaciones religiosas. En la página que alberga a este blog puede verse alguna noticia al respecto.