Anunciar a Otro, dejar de anunciarnos, de competir, de intentar aparecer y sobresalir.
Anunciar a Otro entre los otros, compañero de humanidad y astillado como nosotros. No al gran milagrero, al que viene imponiendo sino al Otro humano que viene en nombre del Otro que es Padre.
Dejar de anunciarnos a nosotros y a nuestros egos. Amén