EN EL CAMINO

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MaderaUna oportunidad a la esperanza

(Ignacio Madera). La iniciativa del papa Francisco de declarar el jubileo de la misericordia, fue una oportunidad para despertar la esperanza en un mundo mejor. Esperanza en las posibilidades que se ofrecen a la humanidad contemporánea de cuestionarse acerca del poder fatídico de la búsqueda insaciable del incremento de los capitales por encima de los intereses humanitarios y acerca del escándalo que es el aumento acelerado de millones de pobres en el mundo. La pobreza ha dejado de ser asunto de los así llamados terceros mundos para ser cuestión de todos los mundos.

Una agudeza del sentido crítico, que no se quede en las apariencias y supere la indiferencia, puede fortalecer la esperanza en el crecimiento de una conciencia planetaria otra, y aquí la vida religiosa puede jugar un rol importante, por moverse en los espacios que se mueve y por estar donde está en esta hora de la humanidad.

Agudeza en el análisis, clarividencia en la interpretación y creatividad e innovación en las propuestas de construcción de humanidad y de preservación de la creación, son un aporte sugestivo de nuestro estilo de vida en esta hora de la historia. Y ello conlleva urgentes cambios en la comprensión del desarrollo y del progreso y una clarividencia en cuanto a la necesidad de preservar la creación y promover acciones de justicia, para que pueda darse una mejor cabida a la misericordia.

Volver a proponer, para asumir desde prácticas sugestivas por lo concretas, las tradicionalmente llamadas obras materiales y espirituales de misericordia, es una acuciante llamada a entender que ellas no tienen razón de ser si no logran rasgar las estructuras pecaminosas de desigualdad e injusticia que hacen necesaria una reacción de la humanidad en pleno, para superar la apatía y la indiferencia; a fin de caminar hacia construcciones sociales en donde no todo es posible cuando se vive en y desde la misericordia evangélica.