En algunos encuentros con jóvenes les hice la pregunta: “¿Vives o tan sólo sobrevives?” Una pregunta que me hago también a mí mismo, porque el peligro de vivir de manera superficial acecha continuamente. Así lo recuerda Thoreau: “Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida; dejar de lado todo lo que no fuera la vida para no descubrir, en el momento de la muerte, que no había vivido”.
Bronnie Ware, experta en cuidados paliativos y enfermos terminales, reunió en su libro “Los cinco mandamientos para tener una vida plena: ¿De qué no deberías arrepentirte nunca?”, las confesiones honestas y francas de personas en sus lechos de muerte: “Encontré una lista grande de arrepentimientos, pero en el libro traté de centrarme en los cinco más comunes. Y el principal arrepentimiento de mucha gente es ‘ojalá hubiera tenido el coraje de vivir la vida que realmente quería y no la que los otros esperaban de mí’.”
Durante el tiempo pascual celebramos al “viviente” (Ap 1,18), a Aquel que vino no sólo para que tengamos vida, sino “vida en abundancia” (Jn 10, 10). En cambio, muy frecuentemente, escuchamos a nuestro alrededor los lamentos de muchas personas que sienten que viven aceleradamente y de una manera loca, sin dar tiempo a lo que consideran realmente importante, en una especie de esquizofrenia existencial. ¿Es eso vivir?
Hace poco volví a ver un vídeo corto del H. David Steindl-Rast titulado “¿Quieres ser feliz? Sé agradecido”. El vídeo ha sido reproducido más de 6 millones de veces tan sólo en la página de “TED”. De manera sencilla, nos propone el agradecimiento como una de las puertas que lleva a vivir la vida en plenitud y, por tanto, a la felicidad.
El hecho de que no estemos muertos no es prueba suficiente de que estemos vivos. Una buena comprobación, en cambio, es si vivimos o no de manera consciente. A mayor atención, más vida. Y cultivar el agradecimiento aumenta nuestra capacidad perceptiva y agudiza nuestra atención.
En el credo proclamamos que creemos en la vida después de la muerte. En contraste, la pregunta que encabeza este artículo, vista en la pared de una ciudad, nos desafía a vivir en plenitud, ¡especialmente antes de la muerte!
(Vida Religiosa, abril 2018)