APARIENCIA Y VERDAD

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 XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

Me pregunto qué relación podría haber entre profecía y evangelio proclamados en la liturgia de este domingo. Algo me dice que allí se habla de apariencias y de verdad.
Profecía y evangelio nos recuerdan que las apariencias engañan, pues “llamamos felices a los arrogantes, que aun haciendo el mal prosperan, y aun tentando a Dios escapan libres”; y ponderamos “la belleza del templo por la calidad de la piedra y los exvotos”.
Pero también nos recuerdan que tiempo y gracia harán justicia, ¡que Dios hará justicia!, y que a la luz saldrá la verdad de prosperidades y bellezas: “Mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir, y no quedará de ellos ni rama ni raíz”. Dios hará justicia también de lo sagrado y de sus piedras: “Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”.  No tendría futuro la apariencia si no se revistiese de verdad, y es en esa verdad, que atrae y que cautiva, donde se esconde el aguijón del engaño que envenena: La prosperidad del malvado, el banquete del epulón, la cosecha del insensato, el poder del Sanedrín, la autoridad de Pilato, la gloria del emperador, son “apetecibles a la vista, excelentes para lograr sabiduría y buenos para comer”. Sólo tiempo y gracia harán justicia, y sacarán a la luz lo que ocultaba el engaño: serán “paja quemada”.
A su vez, hambre y heridas de Lázaro, sufrimiento de los empobrecidos, humillación del justo, son hambre y heridas, sufrimiento y humillación verdaderos, que por serlo, atraen a quienes los padecen hacia el espejismo de la prosperidad injusta y la felicidad perversa. Por eso, también a los siervos de Dios los ha de buscar la verdad y consolar la justicia: “Ellos serán para mí, dice el Señor, propiedad personal; y yo seré indulgente con ellos como es indulgente un padre con el hijo que le sirve”… ¡Los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas!”
La verdad busca la noche de este Calvario en el que un puñado de cínicos se divierte, y una multitud de curiosos mira indiferente, mientras a las tres cruces de la vieja estampa son clavados a miles cada día los hijos del hombre, los condenados a muerte por hambre, por guerras, por violaciones, por explotación sexual, por explotación laboral, por éxodos sin caminos, por fronteras sin humanidad, por una justicia de ricos pensada para reprimir a los pobres.
La verdad busca iluminar con su luz la cruz del hombre.
Hoy, a ti que crees, te busca la palabra de Dios que escuchas: “¡Los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas!” Hoy te busca el Cuerpo de Cristo que recibes, “Sol” que amanece sobre tu vida como prenda segura de gloria en la justicia.
“Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”. Te lo dice tu Señor, experto de cruces y de vida. Te lo dice la verdad. Te lo dice el que te busca porque te ama.
Feliz domingo.