La experiencia de trabajar apostólicamente con edades y procesos de fe diferentes está siendo un tesoro, me trae y me lleva de acá para allá, pero me enriquece y me abre a la trascendencia de un modo inabarcable. Antes de ayer en la celebración bautismal con los niños de la primera comunión, ayer en el aula magna de la politécnica en Madrid en la exposición oral de un trabajo fin de carrera sobre un proyecto de cooperación y desarrollo, hoy será la reunión de vida ascendente en la residencia de mayores, además de encuentro de todos los implicados en los grupos de la parroquia y reunión con el equipo diocesano de la JEC. Es impresionante las posibilidades del camino con los otros en el quehacer de la evangelización y del ministerio, es una gracia.
Hoy quiero hablar y compartir desde la celebración del bautismo con los niños en edad catequética que tuvimos hace dos días. Tras prepararla en varias sesiones de catequesis, llegamos al evento celebrativo. Adrian, Pilar y Gisela se bautizaban, sus compañeros renovaban su bautismo, todo en una celebración festiva con sus familias.
Les brillaban los ojos a todos de alegría y comunión, el corazón de los tres bautizandos les latía con más fuerza, se emocionaron al recibir el agua sobre sus cabezas y yo sentí su emoción como propia. Fue una celebración larga pero intensa, participada y viva. La preparación estuvo centrada en la clave bautismal de morir y resucitar con Cristo, morir a los que nos hace daño, renunciar a todo lo que está contra nosotros y contra los demás. Lo elaboraron escribiendo sobre cruces de papel sus propias renuncias. Después sobre un dibujo de cirio encendido y luminoso escribieron sus credos personales, aquello de Dios y de la Iglesia que más le gustaba. Las síntesis de sus renuncias y credos nos ayudaron a centrar la celebración con algo suyo, y así quedó el relato de esos dos momentos de renuncia y fe de esta comunidad catecumenal infantil –gracias al gran trabajo de las catequistas- de la parroquia de Guadalupe en Badajoz:
– RENUNCIAR:
Nosotros, los niños, ahora que ya hemos crecido y que ya sabemos hablar, pensar, querer, trabajar, ayudar, jugar… Renunciamos a ser egoístas, a creernos siempre los mejores, a querer tener la razón en todo, a ser cabezotas y tramposos
También renunciamos a decir mentiras y palabrotas, a insultar y pelearnos con los demás, a ser desobedientes y portarnos mal en casa y en el colegio y a todo lo que pueda romper nuestra amistad con Jesús
– CREER
Los niños creemos que Dios es nuestro Padre y el de todos los hombres:
nos quiere, nos da la vida y nos perdona,
Creemos en Dios porque lo puede todo y hace cosas buenas por nosotros.
Los niños creemos que Jesús es nuestro hermano.
Creemos en Jesús porque es amable y un buen amigo nuestro.
Creemos que nació de la Virgen María.
Se sacrificó y murió por nosotros
Y resucitó para salvarnos porque nos ama:
El nos enseñó a amar.
Los niños creemos que el Espíritu Santo nos ayuda a hacer cosas buenas,
Nos da la fe, nos da fuerza y nos anima.
Nos da voluntad y valentía.
Creemos que la Iglesia es la gran familia de todos los cristianos
Porque al recibir el bautismo nos hemos hecho hijos de Dios Padre y hermanos de Jesús.
Es el mejor sitio para conocer a Jesús y comunicarnos con El:
Allí están Jesús y su Madre, María.
Creemos que los abuelos y familiares que ya murieron están en el cielo y que resucitaron
Y que nosotros también resucitaremos. Y nos encontraremos con ellos en una vida más alegre que ésta.