DECISIONES PARA TIEMPOS DE INNOVACIÓN

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CUANDO DEJAMOS DE PENSAR EN NOSOTROS MISMOS

(Pedro Aguado. Escolapio, Superior General). “Presente, Memoria y Porvenir. Sueños y diseños en construcción”, lema del 75 aniversario de la revista Vida Religiosa, nos ayuda a entender la pregunta: ¿dónde vemos signos de innovación en la vida consagrada?

Articularé mi escrito en tres breves apartados: una reflexión inicial, cuatro signos innovadores, y una consideración final.

1) La innovación no puede entenderse desligada de la identidad. Este es el gran punto de partida que todos debemos tener claro. No estamos “inventando la vida consagrada”, sino enriqueciéndola desde lo que es su gran sentido: reproducir con nitidez el estilo de vida de Cristo, a la luz de carisma fundacional. No hay ninguna otra innovación. Lo que buscamos, desde este único centro, son nuevas respuestas de vida y misión, testimonios más certeros, mayor capacidad de convocatoria, mejores aportaciones a los desafíos del mundo y sobre todo de los pobres, etc.

2) Cuatro signos de innovación que me gustaría destacar:

  1. a) El coraje vocacional de los jóvenes que se incorporan a la vida consagrada. Muchos en contextos africanos o asiáticos, no pocos en contextos americanos, algunos en contextos europeos…, pero con una verdadera pasión por la vocación. Es un don extraordinario.
  2. b) La seriedad con la que la vida consagrada trabaja para corregir errores cometidos en el pasado: una formación inicial más consistente, una dinámica más capaz de generar procesos de fidelidad entre los religiosos, la superación de posturas teológicas o pastorales que pudieron servir en el pasado pero que hay que saber cuestionar, las llamadas a la “profecía” –también ad intra–, para combatir y transformar todo tipo de cultura de abuso o de poder, etc. Hay en marcha un profundo proceso de conversión. Es un proceso silencioso, pero formidable.
  3. c) La vinculación creativa y ordenada de laicos y laicas a la participación –creciente y misionera– en el carisma de las diversas congregaciones. Estamos ante una etapa nueva, que nos recolocará a todos y nos ayudará a entender que cada vocación es diferente pero que unidos, y en comunión de vida y misión, podemos ofrecer mejores respuestas a la única tarea: hacer visible el Reino de Dios.
  4. d) Las respuestas que se están dando a los retos más fuertes de nuestro mundo. La vida consagrada está inmersa en los diversos esfuerzos que nos humanizan: la acogida de los refugiados, la lucha por un mundo sostenible, la educación de los que menos tienen, la apertura de espacios de encuentro con Dios, etc. A pesar de las dificultades que tenemos, que no son pocas, la vida consagrada está mirando de frente al mundo, consciente de que tiene una respuesta que dar.

3) Termino con una consideración final: la vida consagrada se renovará si no piensa en sí misma, sino en su sentido: testimoniar con fidelidad al único Señor, desde su vida y desde su misión.