JOSÉ, EL DE LOS MIEDOS

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La figura de José, el esposo de María, es fundamental para entender el misterio de Jesús, tal como lo proclama la fe cristiana. José, de la casa de David, es el que entronca a Jesús con la gran historia de salvación de Israel y hace posible que el Mesías sea descendiente de David. El Hijo de Dios ha “nacido del linaje de David según la carne” (Rm 1,3).

Pero aquellas personas que Dios elige para formar parte directamente de su plan de salvación tuvieron que superar muchas tentaciones y vencer muchas dificultades. No lo tuvieron fácil. Los elegidos de Dios en bastantes ocasiones experimentan la oscuridad de la fe y sienten eso que dice san Pablo: la fuerza de Dios se realiza en la debilidad humana (2 Cor 12,9). En el evangelio de Mateo se traslucen algunas de las dificultades y debilidades de José. En dos ocasiones en las que estaba en juego “la vida” del niño Jesús, el evangelista habla del “miedo” de José.

Cuando José comprobó el embarazo de su esposa tuvo que plantearse, como es natural, un montón de preguntas. Seguramente no entendía nada. Posiblemente su no entender aumentaba porque amaba a María y porque era un hombre bueno. Y le entró miedo (Mt 1,20). Una vez que el niño ha nacido, José tuvo que emigrar a Egipto porque la situación política hacía peligrar la vida de su hijo. Pero cuando la situación había cambiado y tomó la decisión de regresar a la tierra de Israel, “tuvo miedo de ir allí” (Mt 2,22), porque tampoco acaba de fiarse de los nuevos gobernantes.

Para los elegidos de Dios la vida, a veces, no es fácil. Es normal que tengan miedo. En el caso de José, superó sus miedos porque un “ángel” del Señor le reconfortó y le orientó. Un ángel es un signo de la presencia de Dios. Dios puede hacerse presente de muchas maneras. No sabemos cómo Dios se hizo presente en la vida de José, pero sí sabemos que José se fio de Dios, se apoyó en Dios, y así encontró la paz y la capacidad de vencer los miedos. Hay miedos (precisamente los más fundamentales de la vida) que solo desaparecen cuando uno se apoya en el Señor.