Toda historia de llamada tiene algo que la hace especial. Sin embargo, hay historias que tienen un plus ya sea de dificultad o de originalidad, que nos llama la atención y nos hace despertar con sorpresa de la rutina. Se ve la gratuidad. Se percibe el milagro de Dios… En este invierno también hay llamadas y respuestas… Aunque no abunde la fe para captarlas.
Ayer conocí a Ana, hasta hace poco la doctora Ana, bien popular por muchos pueblos de Castilla, por los hospitales donde ha cuidado con esmero y ternura a tantos niños con discapacidad. Hasta que se encontró con “las hermanas” como dice ella. Este encuentro, casual o querido por Dios, hizo que entre ellas se iniciara un mutuo conocimiento y colaboración en diversos ámbitos. Se hicieron compañeras de misión. (Seguir leyendo en el blog)