Con este texto sé que no voy a decir nada nuevo, nada que no se haya dicho o escrito ya. Ninguna novedad. Simplemente, una necesidad de dar las gracias, de reconocer las palabras, los gestos, la presencia, del obispo de Roma, el papa Francisco, el sucesor de Pedro en la Iglesia de estos últimos cinco años de Pontificado.
Son muchas las opiniones, artículos, comentarios, libros, que en estos años se han dedicado al papa Francisco. Imposible leerlo todo. Hay, además, para todos los gustos. Desde encendidas valoraciones hasta lamentables y desagradables posturas contra el Papa. Yo sólo quiero darle las gracias a este cristiano que es además el obispo de Roma. No sé si es un reformador, un revolucionario, un teólogo, un santo, un hombre carismático. O lo sé, pero no tiene demasiada importancia.
¿Qué es, desde mi punto de vista, lo más notable de este pontificado? En pocas palabras: a mí, personalmente, me ha renovado la ilusión, el entusiasmo, la alegría de sentirme discípulo de Cristo desde mis debilidades y pecados. Francisco está haciendo mucho bien a mucha gente: lo escucho de bocas sencillas y con palabras sencillas. Francisco «es un papa distinto», está más cercano, se parece más a nosotros, se nos antoja profundamente auténtico, creíble, «esencialista» porque va al corazón del Evangelio. Y sobre todo, Francisco es humano, «tan humano, tan humano»…. Por eso hay nuevos aires en la Iglesia; es un estilo distinto, más nuestro, más «de andar por casa». «Y estamos contentos…»
Y no hay más palabras. Todas las demás, a favor o en contra, ya han sido dichas. O lo están siendo. Faltaba la mía, tan humilde y elemental como esto: «a mí me está ayudando a ser mejor cristiano y mejor persona». Por eso, gracias Santidad.
Lo dicho, todos contentos con Francisco, por lo menos los que vivimos la Fe desde la sencillez, su mensaje nos ha entusiasmado y su testimonio nos ha llegado mucho más que mil discursos. Gracias, Francisco, y continúa con tu mensaje que no es otro que el DE LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO, mensaje que Jesus Garmilla nos transmite con todo su corazón.