81ª ASAMBLEA DE LA USG

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EL LIDERAZGO EN LA VIDA RELIGIOSA

La Unión de Superiores Generales (USG) realizó su 81ª Asamblea en el Salesianum (Roma), del 22 al 25 de mayo. El tema de la Asamblea fue: «El liderazgo en la vida religiosa 50 años después del Vaticano II», que fue abordado de diversa manera: desde el contexto del ministerio de la animación; desde el compromiso del servicio de la autoridad, y desde cómo asumir un liderazgo evangélico.

Dos hechos estuvieron significativamente presentes durante los tres días. El primero, la renuncia del papa Benedicto XVI a la Sede de Pedro y la subsiguiente elección del papa Francisco. El segundo, el nombramiento de Fray José Rodríguez Carballo, Ministro General de la Orden de Frailes Menores y Presidente de la USG, como Secretario de la CIVCSVA y, en consecuencia, la asunción de la Presidencia de la USG por parte del P. Adolfo Nicolás, Prepósito General de la Compañía de Jesús.

El P. Carballo nos exhortó a que, como personas consagradas, siguiéramos escribiendo una gran historia (cf. VC 110). La clave para ello está en vivir con auténtica pasión el presente (cf. NMI 1), realizando la respectiva misión carismática en favor de la Iglesia y el mundo.

Haciéndose eco de la homilía del papa Benedicto XVI del pasado 2 de febrero –en la eucaristía de la Jornada de la vida consagrada–, Fray José nos hizo tres invitaciones.

– Alimentar la fe en Aquel que nos llamó a «estar con él» (Mc 3,14), para así reavivar la pasión del «primer amor» (Ap 2, 4).

– Reconocer la sabiduría de la debilidad, la minoridad.

– Peregrinar hacia el futuro, buscando el rostro de Dios y resistiendo a los “profetas de desventura”.

El contexto en el que realizamos el ministerio de la animación

La conferencia del P. Bartolomé Sorge, sj, nos enriqueció por el testimonio de apertura y sencillez de ese hombre de fe y de Iglesia, de 84 años. Su ponencia llevaba por título: «El ejercicio del liderazgo en la vida consagrada 50 años después del Concilio Vaticano II».

El P. Sorge recordó que la vida consagrada es un don del Espíritu Santo y que pertenece a la vida y santidad de la Iglesia. Hizo ver que el papa Francisco, en los pocos meses de su pontificado, ha manifestado una nueva forma de liderazgo, que bien podría designarse como “evangélico”, mostrando el rostro de una Iglesia pobre, libre, sierva, cercana a la gente, testigo de la misericordia de Dios.

En la primera parte, habló del contexto socio-cultural actual. Estamos viviendo una crisis estructural, y no sólo coyuntural, que ha significado un verdadero cambio de época. Al mismo tiempo nos hizo ver que en estos 50 años se han manifestado algunos signos de los tiempos que anuncian un mañana mejor para la humanidad: mayor comprensión entre los pueblos, anhelos de paz, promoción de los derechos humanos, conciencia ecológica, nuevas tecnologías de información y comunicación… Nos hizo ver que en estos años la Iglesia ha cambiado; y que, aunque hoy se siente cansada y humillada, el Espíritu Santo la está purificando y renovando para que la frescura y el entusiasmo de los tiempos apostólicos vuelvan a ella.

En la segunda parte, expuso las tres principales dificultades que el contexto histórico actual plantea al ejercicio del liderazgo.

– La primera es la de formarse un justo concepto de liderazgo en la vida consagrada. Éste implica un proyecto para alcanzar un fin y supone una cierta tensión en orden al cumplimiento de una misión.

– La segunda dificultad viene del individualismo. El liderazgo debe hacer que los institutos religiosos den testimonio comunitario de una fe auténtica.

– La tercera dificultad procede de la tendencia a la autoreferencialidad. Es necesario vencer la tentación e ir con audacia más allá de los muros del templo o de los conventos, para alcanzar las periferias geográficas.

En la tercera parte presentó cuáles son las oportunidades que se presentan para un renovado ejercicio del liderazgo en la vida consagrada: abrirse al encuentro con todas las culturas; la expansión, en la Iglesia, del espíritu colegial o comunitario; abrir al instituto a una vida vivida en favor de los pobres, con los pobres y como pobres; abrir la vida de los institutos religiosos a la participación y colaboración de un laicado adulto.

En la conclusión, enfatizó la importancia de los instrumentos de la comunicación. Aprovechando dichos instrumentos, el liderazgo podrá contribuir a la renovación de la vida consagrada y de la Iglesia.

Seguidamente se realizaron cinco talleres que tenían la finalidad de ayudar a comprender mejor el contexto en el que realizamos el ministerio de la animación. Los talleres fueron: El encuentro de las culturas, José Cristo Rey García Paredes, cmf (en español); La dinámica generacional, Joel Palud, fsc (en español); El ambiente mediático, Antonio Spadaro, sj (en italiano); La cuestión eclesiológica, Franco Imoda, sj (en italiano), y La crisis económica, Fray Marco Tasca, ofm conv. (en italiano). (Artículo completo en Vr Jul/Septiembre)