GONZÁLEZ ANLEO-GONZALO DÍEZ-GARCÍA PAREDES
La distancia de la Iglesia y la vida religiosa con los jóvenes obliga a tomar decisiones, ya.
La Revista Vida Religiosa se propone ayudar en la reflexión de la vida consagrada y su acercamiento real a la vida y vocación de los jóvenes. No se trata de una cuestión de maquillaje para tranquilizar o parecer que es posible la cercanía con la juventud con cambios leves. Desde tres perspectivas diferentes se intuyen necesidades de cambio. La primera de ellas, cesar con los titulares tranquilizadores o conformarnos con lo que se está haciendo. La segunda, que los leves movimientos no son suficientes, ni siquiera significativos. La tercera, perder el miedo a la juventud real, poliédrica, distinta y distante de los principios que hemos ido guardando.
Si entramos en el texto, la larga entrevista a la que responde Juan María González-Anleo [Jóvenes españoles “entre dos siglos” (1984-2017)]. resulta especialmente significativa. Este sociólogo afirma, sin disimularlo, que «lo que viene, es todavía más distante de aquello que ofrecemos». Hay poca capacidad para «vender bien» el gran mensaje del evangelio y hacer que conecte con el mundo de las esperanzas –pocas– de la juventud actual. Dice, además, González Anleo, que los jóvenes no perciben que la vida religiosa esté luchando, de verdad, por ellos. Solo siguen a quien «se parta la cara por ellos». En este sentido, insinúa que el camino es un acercamiento del Evangelio y la centralidad de Jesús, y mucho menos la notoriedad, adaptación o dulcificación de quienes lo ofrecen.
L. A. Gonzalo Díez, por su parte afirma que lo difícil en hacer posible la vida religiosa consiste precisamente en la capacidad o no de transformarse. Todavía pesa mucho la fuerza de la autorreferencialidad y, en este sentido, seguimos esperando a que «vengan y llenen de juventud nuestros espacios». Sin embargo, apunta el director de Vida Religiosa, esto no será posible sin un ejercicio explícito de «dejar ir» formas, estilos y claves que están obsoletos. Incide, además, en algunos aspectos clave para que esta opción de vida no resulte anacrónica en el universo de comprensión de los jóvenes. Sin, «anestesia», Gonzalo Díez, subraya que algunas formas de la vida religiosa no son creíbles para los jóvenes, porque tampoco lo son para los mismos religiosos. La vía de transformación y posibilidad pasa por decisiones de alcance: ámbitos de vida donde las personas se creen y comparten todo; opción real por la escucha de la protesta social y dejar de la pobreza como tema, porque se convertirá en ámbito de vida y misión; reconocimiento y satisfacción personal de quienes encarnan la vida religiosa, superando así la distancia entre los titulares que ofrece y la realidad del día a día y, finalmente, perder miedo al presente que está plagado de signos de vida para quien lo sabe mirar, aunque para ello hay que dejarse transformar.
José C. R. García Paredes, abordando la juventud desde una perspectiva amplia, va desgranando los grandes núcleos en los cuales esta franja vital ofrece claves interpretativas. Así desgrana su concepto del tiempo, de la religión o el amor… Desde esa visión, García Paredes va sugiriendo líneas fuerza para tener en cuenta y también elementos para el discernimiento por parte de la Iglesia y de la Vida Religiosa, así, el autor, se pregunta cuestiones cruciales como ¿Vocación como proyecto definitivo de vida?, ¿Religión o espiritualidad? o ¿Hay claves nuevas para entender el celibato?
Tres estudios que no dejarán indiferente a nadie y además que abren puertas a la reflexión y, sobre todo, a la decisión. (Vr Abril 2018-número 4 vol. 125).