EL ARTE DE ESCUCHAR, DISCERNIR, COMUNICAR, ANIMAR Y ACOMPAÑAR A LA VIDA RELIGIOSA
«Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto» (Rm 12, 2)
Escuchar, discernir, comunicar, animar y acompañar son los verbos que durante el VI Encuentro Internacional de directores y encargados de Revistas de Vida Consagrada, reunidos en Fátima – Portugal del 27 al 29 de enero de 2020, son mociones del Espíritu que a lo largo de las distintas sesiones y en el compartir diario han salido en los diálogos, comunicaciones, ponencias y reflexiones que se han suscitado y que hacen del ejercicio del oficio de comunicadores y periodistas de la vida consagrada un arte que debemos potencializar y valorar al interior de las comunidades y de la Iglesia.
Las revistas y publicaciones de la vida consagrada son uno de los tantos instrumentos que tenemos para formarnos, actualizarnos, renovarnos y otear nuevos horizontes en el hoy de la realidad social y de la Iglesia. Cada revista es el manantial u oasis en el cual podemos beber del agua que puede dar sentido, vitalidad y esperanza a la vocación especial que, los religiosos y religiosas, tenemos para el servicio de los más necesitados y de la Iglesia universal.
Reconocemos que la realidad social y eclesial, en este momento de la historia, tiene unos matices especiales que no podemos desconocer y que nos deben interpelar para llevar una palabra amiga y cercana a las comunidades de hermanos y hermanas en los distintos ambientes donde hacemos presencia. Nos sentimos comprometidos con la erradicación de todo tipo de abuso y con los procesos de reorganización y formación para la interculturalidad, intergeneracionalidad, intercongregacionalidad, y misión compartida que muchos institutos han asumido como camino para este estilo de vida.
En comunión con el magisterio de la Iglesia, sabemos y reconocemos que el arte de comunicar nos exige saber narrar y contar las historias de vida de los religiosos y religiosas, como nos lo recuerda en el último mensaje, con motivo de las comunicaciones sociales, el papa Francisco, y de los acontecimientos que atañen, directamente, a la vida consagrada en el mundo. Hacer de nuestros medios de comunicación escritos un ágora de evangelización ad intra y ad extra, de la Iglesia. Nos urge conocer e involucrarnos en la realidad del mundo. Las redes sociales son hoy un medio que nos desborda y que debemos saber orientar para su adecuado uso y para llegar a los jóvenes y estar presentes en este nuevo continente digital.
Las revistas y publicaciones de la vida consagrada debemos estar al ritmo de los cambios y exigencias de los medios de comunicación. Ser escrutadores y buscadores de las palabras oportunas para llegar a las manos de nuestros lectores, capturar su atención y contribuir a sus procesos de formación, actualización, renovación y revitalización humana, fraterna, afectiva, sexual, misional y pastoral.
Hoy, la Iglesia y la vida consagrada esperan que nuestros medios de comunicación sean portavoces de la alegría y esperanza, en medio de un invierno que parece arrasar y acabar con las ilusiones y motivaciones para seguir el camino emprendido de ser religiosos y religiosas que dejándolo todo, siguen al Señor para llevar su mensaje de salvación y liberación al mundo.
Nos sentimos llamados a ahondar los temas que aporten un hálito de discernimiento y escucha, de los clamores de tantos religiosos y religiosas que hoy sienten el peso de las estructuras y ritmos de vida que nada tienen de novedad. Sabemos y reconocemos que el arte de escuchar, discernir, comunicar, animar y acompañar nos pone en búsquedas y riesgos que debemos asumir para llegar a los religiosos y religiosas con una dosis de espiritualidad y mística que resignifique y ayude avivar el fuego del amor primero, que es el centro y principio fundante de la vida consagrada.
Hemos sido interpelados por la necesidad de saber escuchar y discernir el llamado a comprometernos con las cinco conversiones que al interior de la Iglesia, sociedad y vida consagrada nos urge reflexionar, profundizar y considerar personal y comunitariamente, como son: la conversión integral, pastoral, cultural, ecológica y sinodal. Que favorezcan y renueven la vida comunitaria y las dinámicas organizativas y funcionales de las distintas obras misionales.
Como medios de comunicación de la vida consagrada, desde las líneas editoriales, sentimos que el Espíritu del Señor, nos invita a poner lo mejor de cada publicación al servicio de la vida consagrada y de la Iglesia. Por ello, es oportuno el texto de san Pablo a los romanos en el cual nos recuerda que no debemos acomodarnos al mundo presente, sino por el contrario, a vivir continuos procesos de transformación y renovación de mente, para discernir y distinguir la verdadera voluntad de Dios y poder ofrecer a los religiosos y religiosas del mundo, lo que es bueno, agradable y perfecto, y contribuya a la construcción de verdaderas comunidades religiosas que, con sus obras pastorales, apostólicas y misioneras, puedan ser semillas del Reino de Dios en los distintos lugares donde hacen presencia la vida consagrada en el mundo.
Somos la semilla que va germinando, madurando y dando fruto en los distintos caminos por los cuales transita y se encuentra en camino la vida consagrada. El arte de escuchar, discernir, comunicar, animar y acompañar a la vida religiosa es, la tarea, misión y servicio que tenemos en nuestras manos con cada publicación y edición.
Deseamos que el Señor, a través de la virgen María, bajo la advocación de nuestra señora del Rosario de Fátima, nos anime, ilumine y guíe en el servicio que prestamos a la vida consagrada e Iglesia de escuchar, discernir, comunicar, animar y acompañar la realidad de los religiosos y religiosas en el mundo.
Finalmente, las revistas, que participamos en el VI Encuentro Internacional de Revistas, agradecemos a la Conferencia de Institutos Religiosos de Portugal por su acogida, apoyo y liderazgo para organizar, ambientar, atender, convocar, alojar y desarrollar este encuentro que nos compromete a seguir en comunicación y a acrecentar los lazos de fraternidad y sinergia para que cada revista sea testimonio de su papel de interpelar y abrir búsquedas y horizontes para la vida consagrada.