Fue la número 40. Yo no viví demasiadas, solo tres. Y las vivo de una manera muy especial: fotografiando personas. Sé que no es algo necesario, que la semana bien vive sin fotos, que es algo superfluo. Pero quizás esto superfluo, sutil, que casi no se percibe, me permite penetrar un poco en el alma de los otros a través de sus ojos. Dicen en algunos países que si fotografías a una persona le robas el alma. Mi intención es la contraria. Es acercarme, con los pies descalzos, a lo mas superficial de lo mas profundo.
En una semana en la que se habló de la mística me parece muy de esa experiencia (en diminuto) ese asomarse a las entrañas de lo esencial. Y descubres mucha vida en todo ello, sin hablar, sin que pronuncien su voz, sin necesidad de artificios o disfraces… Y en la gente de mas años (esto es un secreto) se ve en sus ojos mucho mas nítido ese alma (que es carne) que está con el amado. Gozando.
Gracias a todos los que me enseñasteis experiencia de Dios en y con vuestros ojos.
No creo que robes el alma con tus fotos, pero sí que siento que algunas de tus fotos tienen alma.
Gracias por regalarnos miradas y perspectivas… y por ayudarnos a descubrir lo profundo en lo superficial.
¡Gracias por tus fotos!