Tiempo de moverse

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Creer es un verbo de movimiento, aunque nuestras gramáticas lo ignoren. La Pascua, tiempo de fe, lo muestra muy bien.

Se puede sentir el movimiento en los evangelios de la Resurrección. Las mujeres que habían acompañado a Jesús salen a buscarle, María Magdalena corre, Pedro también, Juan se adelanta… hasta la piedra del sepulcro se mueve.

Y Tomás, que no corrió, que estaba ausente y después perdido, acabó por recordarnos otro movimiento de la fe: el de acercarse a las heridas, meter la mano en los costados abiertos que nos rodean, para reconocer al Resucitado, que es el Crucificado, en todos los sufrientes.

No es prisa, eso tan nuestro, ni ansiedad. Es otra cosa, algo que empuja desde muy adentro. Es vida que quiere tocarlo todo y ofrecer un cambio, una posibilidad nueva. Es la vida del Viviente que se abre paso. Por eso, María Magdalena es capaz de esperar y de insistir, de ir y de volver. Por eso reconoce a Jesús.

Para María, Pedro, Tomás, los discípulos de Emaús o los Once, la forma de reconocer a Jesús es diferente. La intuición del misterio, la mirada que descubre que la muerte no tiene la última palabra en ninguna situación, se abre de distintas maneras, pero mueve a todos.

En un librito tan sencillo como delicioso A corazón abierto, Elie Wiesel, aquel judío superviviente del horror nazi y Nobel de la Paz, escribe unas palabras que tienen un profundo aliento pascual: invitan a creer, a moverse: Sé que, incluso en las tinieblas, resulta posible crear la luz y nutrir de compasión los sueños. Que uno puede pensarse libre y libertador en el interior de las prisiones. Que, hasta en el exilio, la amistad existe y puede llegar a ser un ancla.

Sé que toda búsqueda implica al otro, igual que toda palabra puede convertirse en oración. Si la vida no es una celebración, ¿para qué acordarse de ella? Si la vida –la mía o la de mi prójimo– no es una ofrenda al otro, ¿qué hacemos en esta tierra?

Deshacer oscuridades y tejer libertad, nutrir de compasión y amistad la vida. Celebrarla y ofrecerla de verdad, orar… ¿no es todo eso movimiento de Resurrección? ¿No querría decir algo de esto Marcos, al terminar su evangelio, cuando escribía: ellos salieron a predicar por todas partes?