Hoy Jesús nos entrega esa parábola maravillosa del sembrador. Parábola de tierra que regala a toda la humanidad desde el agua. En una barca, flotando, nos habla de esa otro flotar hermoso de un Dios que arroja la semilla a manos llenas y sin cálculos.
Un Sembrador que reparte a manos llenas con una medida generosa y remecida, la misma que se nos pide a nosotros.
Nosotros ponemos todo nuestro interés en la tierra, en los distintos tipos y Dios pone su empeño en la semilla arrojada desproporcionadamente. Y también en la abundancia desmedida del fruto: cien, sesenta o treinta por uno, el sueño de cualquier agricultor que ni siquiera hoy puede conseguir esas cosechas.
Parábola de tierra y de semillas, de frutos increíbles y de siembra de locura. Parábola de barca, de flotar, de palabra, de aire. Parábola de Dios.