Sal a darlo todo

0
1146

Jesús se presenta hoy como la puerta por la que accedemos al Misterio de Dios: “quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir y encontrará pastos” .

Es una comparación un tanto extraña, de su persona, para nuestra sensibilidad. Bueno, tampoco los fariseos -a los que se dirigía- entendieron mucho de lo que significaba. Y eso que Jesús les llama ladrones y bandidos.

Fue la comunidad cristiana la que comprendió, por esa acción del Espíritu que da sentido a todo lo que antes nos pasó inadvertido, la que hizo entender la función de Jesús como puerta hacia el Padre. Pedro, ante una multitud de judíos, les dice: “el mismo Jesús, a quién vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías”.

Y desde ese momento, toda la historia humana tendrá como piedra angular al Hijo de Dios. Las épocas se comprenderán antes y después de Cristo. Y nuestra historia personal cobrará valor desde  nuestro Bautismo en su Nombre.

Hoy celebramos la 51 Jornada Mundial de Oración por las vocaciones. El lema elegido es “Sal a darlo todo”. Y para salir de la comunidad cristiana, el Papa Francisco nos recuerda que, antes de salir a los caminos, centremos “la propia existencia en Cristo y en su Evangelio”.

A nosotros, como religiosos, nos recuerda que “ninguna vocación nace por sí misma o vive por sí misma. La vocación surge del corazón de Dios y brota en la tierra buena del pueblo fiel, en la experiencia del amor fraterno”. Hemos de estar con “ojo avizor” para no caer en la tentación farisea de robar o asaltar al rebaño, llevándole sólo palabras de nuestras tradiciones y fundadores, sin pasar antes por Cristo. Quizá todavía no entendamos que hemos de remar juntos y testimoniar una vida consagrada en Comunión. Tampoco lo entendieron aquellos judíos… Les hizo falta el Espíritu Santo para descubrirse hablando idiomas nuevos y a gentes  distintas de las maravillas de Dios.

“La mies es abundante” -dijo Jesús y nos recuerda el Papa Francisco-. “¿Pero quién ha trabajado para que el resultado fuese así? La respuesta es una sola: Dios… Y la acción eficaz que es causa del «mucho fruto» es la gracia de Dios, la comunión con él” (cf. Jn 15,5).

Una cosa es clara, conociendo la Puerta podemos franquearla y salir a darlo todo -no en nuestro nombre- sino en el Nombre de Jesucristo “para que -como predica Pedro- se os perdonen los pecados, recibáis el Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y… para todos los que llame el Señor”.