Jesús sigue llamando hoy. Continúa haciendo su propuesta de seguimiento y recibiendo respuestas positivas y otras negativas.
En los evangelios no solo existen respuestas positivas a la llamada del Maestro, también hay rechazos y negativas. Es más, en un momento se va a quedar solo.
Las razones para decir no son muy variadas: vivir en la muerte (deja que los muertos entierren a sus muertos), dedicarse al trajín del consumo (vender campos), incapacidad para salir de la zona de confort (el joven rico se puso triste), apegarse a un pasado que ya no existe (quien pone su mano en el arado y mira hacia atrás) …
Pero la mayoría de las veces son los propios enredos los que imposibilitan la escucha. Repasar las redes es una labor ardua y tediosa que te impide ver más allá, que te aísla del resto. Hoy ya no existen muchas redes de pesca, pero sí estas otras redes virtuales que nos aíslan y nos encierran en nuestro yo evasivo y esquivo. Hoy repasamos redes que son sociales y paradójicamente individualistas. Cuando pasa Jesús en el cotidiano ocupado estamos con mil ventanas abiertas que ocultan su llamada.
Demasiado centrados en nosotros mismos, poniéndonos casi siempre por delante, nos imposibilitamos para el seguimiento que es un ir detrás, un olvido de uno mismo, un posponer los propios intereses para ganar en libertad amorosa, para descubrir el rostro de los más pequeños que son el mismo Dios.
Desenredémonos para poder escuchar su voz.