PEREGRINOS

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blog-ianireA partir de febrero, con el nuevo cuatrimestre universitario, ha comenzado la que llamo “mi vida nómada”. Cada semana recorro 900 km yendo y viniendo desde Madrid hasta Granada. Paso media semana en un sitio y media en otro, así que hay días en que no sé muy bien cuál es el lado de la cama por el que debo salir o desde qué esquina me “ataca” el despertador por la mañana.

No tengo ninguna duda de que es esta “condición itinerante” que me caracteriza últimamente la que ha hecho que se me pare el corazón en las primeras palabras con las que comienza el libro de mi amigo Bert (un libro, por cierto, más que recomendable… precioso en fondo y forma: Encuentros en el camino. Una propuesta de discernimiento espiritual). Antes siquiera de presentar las diversas propuestas para orar con el libro, comienza con estas palabras:

Exploradores son buscadores de camino. Permanecen en el camino porque encuentran rastros del camino.

Peregrinos son buscadores de Dios. Permanecen en el camino porque encuentran rostros de Dios.

La invitación no es a ser nómadas, a ir y venir, hacer y deshacer, cargar las agendas de actividades y reuniones sin fin… sino a ser peregrinos y a vivir todo esto intentando vislumbrar los rasgos de Aquél que da sentido a nuestra vida y  a Quien buscamos con todo el corazón. Y, a la vez, reconocer esos rostros de Dios en personas e historias concretas nos capacita para mantenernos caminando, con un “cansancio” que no agota “por dentro”. Mantenernos en camino en una búsqueda que se aviva cuando intuimos las huellas y la Presencia del Señor en medio de lo cotidiano.

Ser peregrinos, no nómadas… ¿no será ésta la urgencia de la Vida Religiosa?