PENSAMIENTOS PARA INICIAR El AÑO NUEVO

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Nadie es dueño de tu felicidad: eres tú mismo quien la debe construir. No esperes la oportunidad. Tú debes buscarla. Cada problema va acompañado de su solución.
El único rival que tienes por delante eres tú mismo con tus propias debilidades e incoherencias. Sin embargo, eres un ser libre y la razón de tu vida es tu propia autorrealización. Pero no coloques tu ideal demasiado alto. El verdadero ideal no está en ser perfecto, sino en ser un poco mejor cada día.
Tú eres el reflejo de tus propios pensamientos. Deja de pensar mal de ti y aprende a ser el mejor amigo de ti mismo. Aprende a sumergirte en tu interior: hay “otro/a” dentro de ti que te espera. Sonríe siempre y no esperes que el triunfo va a llegar sin esfuerzo de tu parte.
Cree en ti mismo. Abraza tu singularidad, sin desmerecer la fe en los demás. No mires demasiado a los otros, ni te compares con ellos. Tú, eres tú. La razón de tu vida eres tú mismo y tu paz interior será fruto de tu propia valorización
No trates de cambiar a nadie: cada uno es responsable de su propio cambio. Critica menos y no olvides de agradecer a Dios y a los tuyos por el cariño que te dan.
No naufragues en el remolino de la publicidad. Huye del consumismo y no olvides que el más feliz no es el que más tiene sino el que menos necesita.
Aprende a perdonarte a ti mismo y a reconciliarte con tus propias debilidades. Revitaliza cada día tu solidaridad y tu compasión, sin olvidar que estás llamado a transformar el mundo comenzando por transformarte a ti mismo.
No discrimines ni juzgues a los demás, ni exijas que hagan lo que tú no has podido lograr. Ponte en su lugar y comenzarás a ser más tolerante. Cierra, brevemente, los ojos, reflexiona un poco y empezarás a ver mejor.
Dedica tu tiempo:
a leer, que es el secreto de la sabiduría,
a pensar, que es la fuente del poder,
a dar, que es más estimulante que recibir,
a amar y ser amado, que es el camino de la felicidad,
a trabajar, que es el precio del éxito,
a reír, que es la música del alma,
a orar, que es diálogo con Dios.