Con el domingo de Ramos comenzamos la gran semana de nuestro seguimiento de Jesús. Es la esencia de lo que pretendemos vivir, sobretodo de cómo queremos vivir: con pasión.
Vivir apasionado es lo que llevó a Jesús a lo que vamos a celebrar: servicio, entrega y resurrección. Y todo ello en clave común, comunional. Ni siquiera la soledad de Getsemaní estaba absolutamente deshabitada, allí también estaba el silencio amoroso del Padre.
Pasión por los demás, olvido de uno mismo que desemboca en la ganancia común del lavatorio-eucaristía, del regalo de su madre como nuestra madre en la cruz, de sepulcro que también es descenso a los infiernos para dejar allí la brizna de la vida, de resurrección de Jardinero y de amor que pronuncia un nombre, su nombre: María.
Vida apasionada que también quiere ser la nuestra: feliz Semana Santa!!!