Son muy desgraciadas las manifestaciones de este estilo de vida: prepotencia en la voz y en los argumentos, sabiduría exclusiva, razón sin tiempo al diálogo, huida hacia adelante con la firma de los que tienen miedo a discutir/dialogar y un sin fin de manifestaciones que satán recicla y hace resurgir, mientras los artífices suspiramos por el reconocimiento y el éxito.
Pero no hay que hundirse. Ante ninguna debilidad debemos tirar la toalla: tenemos alternativa. Tenemos Evangelio. El antídoto al tú y al yo, en esa carrera hacia el podium único es el nosotros, los otros, la comunidad, el equipo. Para eso nacimos: para ser un nosotros. Para eso nos consagramos: para vivir siempre en el calor de la comunidad. Para eso creemos, para otorgarle siempre la gloria a Dios.
.-Y preguntó el discípulo: .- Maestro, ¿de qué hablas?.
.- Y respondió el maestro: .- del alma, amigo, del alma, cuando ésta está en lucha.