No se trata solo del final de los tiempos, sino de esos momentos en la vida de las personas en los que te planteas qué y quién son los más importantes.
Hay muchas realidades que no son fundamentales, muchas que nos entretienen malsanamente, muchas que son mentiras disfrazadas de medias verdades… muchas que solo son mercado. Todo esto pasará. Pero la Palabra, que es Amor, se queda.
Se queda en lo central, en la esencia, en lo gratuito y en lo que requiere esfuerzo para conseguirlo. Se queda en eso que llamamos Reino y que está aquí y allí, a veces solo intuido.
Pero sabemos que hay cosas eternas, personas eternas, momentos eternos. Sabemos que estamos empapados de eternidad aún sin darnos cuenta.
No pasarán.