(Revista VIDA NUEVA, Nº 2.705)
ROSAURA DE JESÚS, HERMANITA DE JESÚS
«LA VIDA CONSAGRADA TIENE QUE PERDERSE EN EL MUNDO, POR EL MUNDO»
Catalana, 56 años… Rosaura Rodrigo es desde hace 30, Hermanita de Jesús y hoy se llama y es, Rosaura de Jesús.
Una vida que consigue hacer belleza de la dificultad, porque abraza la debilidad para hacerla evangélica…
Rosaura es un testimonio de consagración alternativo y radical… sus respuestas también.
¿Por qué en las hermanitas de Jesús…?
Me apasionó la vida del hermano Carlos de Foucauld…. En ellas encontré fuerte esta doble dimensión que me atrajo muchísimo: vivir como los pequeños, como los pobres siendo una más desde una vida de intimidad con Dios, desde una vida contemplativa pero en medio del mundo….
¿Qué significa para Rosaura Rodrigo abrazar la pobreza?
Abrazo la pobreza cuando abrazo a la Encarni en su angustia, abrazo la pobreza cuando abrazo a Salvi y peleo en el centro de salud mental para que lo atiendan, abrazo la pobreza cuando después de horas de escucha en prisión salgo con el corazón rebosando con tanta confidencia, abrazo la pobreza aterrizando en la realidad del trabajo sencillo como mis vecinas compartiendo el día a día.
¿Dónde vive Rosaura…? Los sitios donde vivimos definen la misión
Viví mis primeros años de vida religiosa en un barrio periférico de Bilbao: Zorrotza y trabaje de postulante en la cocina de un restaurante chino, después regresando del noviciado en diferentes empresas de limpieza. En Turín viví en un barrio de prostitución y trabajaba de empleada de hogar y desde hace 22 años estoy en Málaga, en la palmilla, un barrio marginal de esta bella ciudad. Trabajé muchos años en las empresas de limpieza y desde hace 8, “me busco la vida” como puedo, tratando de buscármela con todos los amigos, vecinas que como yo, sin trabajo tienen que afrontar el día a día…. Duro pero precioso, haber dejado el trabajo en la empresa (ya era fija) para vivir con ellos la precariedad y el no saber qué hacer para ganar algo, es lo que puedo ahora vivir con todos los que quiero.
¿Qué necesitamos hoy los consagrados…?
Creer mucho en lo que estamos llamados a vivir, convencernos que nuestras vidas dadas y troceadas por el reino valen mucho, que el evangelio y los pobres son el camino derecho para la felicidad, necesitamos creer para poder contagiar, regalar esperanza, sostener a los abatidos y confundidos… necesitamos seguir las huellas del resucitado por nuestra Galilea pero sin seguridades, sin demasiadas precauciones, ligeras de equipaje y gritando el evangelio con la vida, dejarnos de tantas programaciones y lanzarnos a lo esencial, perdernos en el mundo por el mundo para que todos los que “nos han confiado no se pierdan” como dice Jesús.
Hablamos mucho de debilidad y minoría… pero vivirlo duele. ¿Cómo puede la vida consagrada ser significativa?
Sin preocuparnos de la “significación” viviendo sencillamente, apostando por los pequeños, esparramando el perfume del evangelio por donde estemos, no dudando de lo que vivimos y siento totalmente libres… regresando a JESUS y centrarnos radicalmente en EL.
¿Qué rostro de Jesús nos enseñan los débiles?
Los débiles nos muestran “El rostro” de Jesús porque Jesús nació en la debilidad, creció en la debilidad, transito por los caminos de la debilidad y murió en el total despojo de la debilidad.
Nos muestran a Jesús porque todo lo que ellos son y todo lo que con ellos vivamos y hacemos es con Jesús, a El que lo hacemos y con quien compartimos… no hay otro camino.
¿Cómo entiende la comunidad Rosaura Rodrigo…?
Siempre he vivido en comunidades pequeñas, de tres o cuatro hermanitas. Vivo la comunidad como el espacio y lugar entrañable para poder ir construyendo mi vida en fidelidad a lo que deseo vivir. La comunidad es en ella misma lugar de misión y viviéndola serenamente para los demás signo de que es posible establecer relaciones que dan sentido y empujan para SER.
¿Estás contenta ?
Soy muy feliz. Estoy contenta de lo que vivo, no me veo haciendo otra cosa y nunca me he sentido ni frustrada ni mujer a medias, sino al contrario: una mujer plena, donde a mi edad ya empiezo a recoger los frutos y es una autentica maravilla.
MIRADA CON LUPA
La vida consagrada genera gratuidad y vida, pero necesita claves que hay que trabajar y asumir. La pobreza y la libertad son imprescindibles en la misión. Son elocuentes, hablan y convencen. Una «jaula de oro», puede ser una obra de arte: estructurada, organizada… pero jaula al fin y al cabo. La misión en el siglo XXI necesita pocas jaulas, menos esquemas y más exageración en el amor.