viernes, 29 marzo, 2024

LOS MINISTERIOS LAICALES SE ABREN A LAS MUJERES

Esta decisión forma parte del camino hacia una Iglesia más participativa, constituida por discípulos y discípulas conscientes de su dignidad bautismal

(Alberto de Mingo Kaminouchi, C.Ss.R). El pasado 10 de enero, Fiesta del Bautismo del Señor, el papa Francisco hizo pública la Carta Apostólica Spiritus Domini, que ordena la modificación del párrafo del Código de Derecho Canónico (canon 230, parágrafo 1) que limitaba el acceso a los ministerios laicales de acolitado y lectorado a los varones.  A partir de ahora, también las mujeres podrán ser lectoras y acólitas.

Los ministerios laicales fueron instituidos por el papa Pablo VI en 1972 mediante la Carta Ministeria quaedam como la nueva manera de articular, según el espíritu del Vaticano II, lo que hasta entonces habían sido las órdenes menores. Éstas se entendían como pasos hacia el sacerdocio dentro del itinerario formativo de los seminarios. Los ministerios laicales que las reemplazan son formas estables y públicas de servicio a la comunidad, cuyo ejercicio corresponde a los laicos. Ministeria quaedam estableció dos ministerios: el lector, cuya función es proclamar la Palabra de Dios en la liturgia; y el acólito, cuya función es ayudar al sacerdote en el altar durante la celebración de la Eucaristía. Pablo VI dejó las puertas abiertas al establecimiento de otros ministerios laicales, pero no se ha añadido ninguno más.

¿Qué incidencia va a tener la decisión del papa Francisco en la vida de la Iglesia? En muchas comunidades católicas a lo ancho del mundo, era ya práctica común que tanto hombres como mujeres proclamen la Palabra de Dios y asistan en el altar. La diferencia consiste en que las personas que son instituidas lectores y acólitos ejercen estos servicios de manera estable con un reconocimiento público por parte de la Iglesia. Acólitos y lectores son instituidos mediante un rito litúrgico no-sacramental, después de una formación y un discernimiento supervisados por el obispo.

¿Por qué ha dado el papa Francisco este paso precisamente ahora? En una carta dirigida al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Luis Ladaria, el Papa declara que ha llegado a esta decisión como consecuencia del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, celebrado en octubre de 2019. En el documento final del Sínodo se afirma que “es urgente que se promuevan y se confieran ministerios para hombres y mujeres… Es la Iglesia de hombres y mujeres bautizados que debemos consolidar promoviendo la ministerialidad y, sobre todo, la conciencia de la dignidad bautismal”. El Papa afirma en su carta al cardenal Ladaria que ha entendido que esta llamada no es “solo para la Iglesia amazónica sino para toda la Iglesia”.

“Ministerio” no es sino otro término para decir “servicio”. Ambos son traducciones de la palabra “diakonía”, que aparece con frecuencia en el Nuevo Testamento. En su Primera Carta a los Corintios, Pablo escribe: “Hay diversidad de dones (carisma), pero el mismo Espíritu, y hay diversidad de servicios/ministerios (diakonía), pero un mismo Señor” (1Cor 12, 4-5). A continuación, describe la comunidad cristiana como un cuerpo con diversos miembros que ejercen servicios/ministerios distintos según sus dones/carismas: discernimiento, curaciones, enseñanza, gobierno…

La imagen de Iglesia que el papa Francisco tiene en mente es la de una comunidad de hombres y mujeres que ejercen sus dones a través de una diversidad de servicios. Una Iglesia en la que nadie permanece pasivo.

El Papa distingue claramente entre los ministerios laicales y el sacramento del Orden. No quiere que se interprete esta apertura de los ministerios laicales a las mujeres como un paso hacia su ordenación. Por otro lado, el papa Francisco ha criticado frecuentemente el clericalismo, entendido como la actitud de ciertos sacerdotes y obispos que se sitúan por encima del Pueblo de Dios. El clericalismo, lejos de activar la participación de los laicos, prefiere mantenerlos como consumidores de servicios religiosos. El nuevo impulso que el papa Francisco quiere dar a los ministerios laicales forma parte del camino hacia una Iglesia más participativa, constituida por discípulos y discípulas conscientes de su dignidad bautismal, todos con sus dones y carismas, todos servidores.

Ahora bien, servicio no es servidumbre. Jesús dijo a sus discípulos: “Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; sino que os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre” (Jn 15,15). El servidor-amigo conoce y comparte la misión de Cristo. Esto implica participar en los discernimientos necesarios y en los procesos de toma de decisiones que comporta tal misión. El Papa espera que este nuevo paso contribuya a que “también las mujeres tengan una incidencia real y efectiva en la organización, en las decisiones más importantes y en la guía de las comunidades”.

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