Llevo unos cuantos años preocupado y ocupado en lo que denomino “eclesiología existencial”, es decir, la teología de las diversas formas de vida cristiana en su identidad y correlación. Y conforme pasa el tiempo, me es dado intuir que la teología del matrimonio y la familia adolece de una falta seria de Pneumatología, es decir, en ella se olvida o no se tiene suficientemente en cuenta el protagonismo del Espíritu Santo. Hasta en la misma celebración sacramental de la Iglesia latina el Espíritu no es mencionado en momentos esenciales… solo en alguna de las exhortaciones propuestas. Y no digamos ya en las explicaciones teológicas.
Un sínodo no es un punto de llegada, sino una invitación a seguir el camino, en sinodalidad. Y esa es la intención que me ha movido, en este tiempo de pandemia, a escribir. Estamos en el tiempo de la Misión del Espíritu. La Eucaristía misma acontece gracias a la presencia del Espíritu: las epíclesis (invocaciones conservatorias al Espíritu), el Espíritu es quien hace llegar a nosotros la Palabra y que sea acogida, interioridad y nos transforme.
Pero también el Espíritu Creador actúa en la Iglesia y en la humanidad. “Lo que Dios une” “es unido también y, sobre todo, por el Espíritu”. Y aquí está la cuestión: ¿qué es lo que Dios ha unido? ¿quiénes son los que Dios ha unido? ¿Qué es lo que el Espíritu une? ¿qué procesos sigue el Espíritu para que acontezca la unión? ¿La unión esponsal y la unión familiar? Los padres con los hijos, la familia, los esposos, la pareja. Pero esa unión no es simplemente un acto canónico, jurídico, es un camino, un proceso -como tantas veces se pone de relieve en la exhortación apostólica “Amoris Laetitia”. Cuando nos confiamos al Espíritu de Jesús, el Espíritu nos lleva hacia la verdad completa.
Quienes estén interesados en el Matrimonio y la Familia en esta perspectiva pneumatológica -la perspectiva del Espíritu y de la espiritualidad, podrán encontrar en este libro -publicado por la editorial de los Redentoristas “Perpetuo Socorro”, a la que estoy muy agradecido- sugerencias, reflexiones y el Espíritu quiera que “formas nuevas” de vivir esta gran vocación y forma de vida en constante transformación.