“La verdad os hará libres”… Pero no quiere decir que le rompamos la crisma a los demás con la verdad. Y menos si es “mi” verdad, no la de Jesús o la del Espíritu o la de justicia que nos trae el Reino. Esa verdad se mide por el principio de amor y de misericordia y no condena, porque la condena no libera sino que encarcela, al condenado (evidente) y al que condena.
Libres desde aquí sí, con una verdad pacífica e inclusiva. Libres de verdad