LA REVISTA VR EN EL AÑO DE LA VIDA CONSAGRADA

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mariñas¿QUÉ ES CONTEMPLACIÓN? (M. Carmen Mariñas).

Creo que vivirse desde el latido constante que nos lleva a la primacía de Dios, manteniendo la sed de vida divina, en la que gozamos y nos construimos, viéndonos en el que es la verdad.

Si el itinerario de la vida religiosa parte de una experiencia del amor personal de Dios, el avance, en este camino, se va realizando si lo llenamos de encuentros.

La contemplación facilita estos encuentros; la relación de amor con Jesús deja de ser un acto aislado, de un momento del día y pasa a impregnar la vida entera, integrando nuestro ser, de forma que la vida queda teñida de la tonalidad que nos da la propia contemplación. En ella Dios se manifiesta como el centro y por eso, en torno a Él, celebramos la vida, la vida es liturgia y la memoria de la historia de la salvación es un canto perenne que nos permite armonizar el pasado en un presente apasionado y ser profecía de esperanza, como reza el logo de la vida consagrada; ya que desde el testimonio de nuestra vida entregada a Él se nos permite decir lo que verdaderamente creemos.

La Palabra va penetrando con suavidad amorosa hasta encender el corazón, que posee una amalgama de imanes y, como en su doble movimiento de sístole y diástole, capta las alegrías, esperanzas y dolores de la humanidad para lanzar su mensaje hacia el que es la vida y puede transformarla; así nos vivimos ante lo sorprendente de Dios y ante las sorpresas de ver el presente detrás de cada antigua, nueva y diferente puerta.

La contemplación nos permite, pues, acoger y dejar pasar la luz de Dios, porque siempre hace falta cultivar un espacio interior que otorgue sentido cristiano al compromiso y la actividad. Y en ese dejarnos contemplar por Él vamos adquiriendo la confianza y la seguridad de quien se sabe acompañado por una fuerza que nos da cobijo y teje la comunión para que todos seamos sensibles a la necesidad de los más pequeños, también nos permite introducir “el tiempo de Dios” en “el tiempo de los hombres”, comprendiendo que todo está conectado, percibiendo en ello el propósito y empeño de la vida, la nuestra y la de todos los demás.