LA REVISTA VR EN COLOMBIA

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La Revista Vida Religiosa va a hacer distintas campañas de difusión y formación en varios paises de Latinoamérica. La primera de ellas se celebrará en Colombia la primera semana de marzo. Bogotá, Pereira, Cali y Medellín tienen convocados a los religiosos y religiosas en una Jornada de Vida Religiosa donde se abordará el presente y el futuro de la comunidad y la misión. Los PP. Luis Alberto Gonzalo, Director de la Revista Vida Religiosa, y José Cristo Rey, Director del ITVR, serán quienes presenten nuestra publicación.

Con tal motivo, adquiere plena actualidad, el artículo que ofrecemos en nuestra web. Es de  Ignacio Madera, teólogo colombiano y colaborador frecuente de la Revista.

Algunas razones para avanzar (I)
Ignacio Madera Vargas, sds
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Me parece necesario para este tiempo, el tener presente que, la vida religiosa nació como una propuesta alternativa a situaciones de las sociedades, de las ideologías y de la misma Iglesia institución. Una alternatividad que no consiste en oponerse a estructuras o señalar contrastes por señalarlos, sino en ser presencia de una novedad, de una noticia grata para la vida, una presencia anticipada del Reino2. Es posible andar de otra manera, es posible expresar, desde los hechos cotidianos, una radical originalidad evangélica que señale un horizonte diferente de vida. Y ello, precisamente y más que nunca, en tiempos de escepticismo, de secularización y de extrañamiento de Dios de tantos ambientes y culturas3.
Para poder ser vida alternativa, la vida religiosa, fiel a la llamada del Concilio Vaticano II4, sigue siendo desafiada a mirar de frente y a mirar desde el presente. Mirar de frente, porque no puede ceder a la tentación de buscar en el pasado las glorias muertas de otras situaciones; o las nostalgias marchitas de un esplendor fundado en instituciones poderosas y connubios con los poderes de este mundo5. Una pasión mayor es posible desarrollar a partir de la vuelta a la fuente revitalizadora del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y a la singular propuesta de nuestros fundadores y fundadoras, leídas a la luz de las realidades del tiempo presente. Y mirar desde el presente porque de lo que ella está haciendo ahora dependerá su futuro.
Con una sencillez, que pretende ser estimulante, me aventuro a reflexionar contigo, lectora o lector, acerca de algunos elementos que pueden ayudarnos a encontrar razones para seguir andando, para seguir andado no más, pero en ilusión y esperanza, seguros y seguras de la palabra del Maestro susurrando al oído “¿Por-qué tienen miedo?”(Lc 8, 24ss).

AVANZAR PORQUE LA POBREZA AUMENTA
Parece una ironía el plantear que una de las principales razones para seguir andando en la vida religiosa con fortaleza y osadía sea el aumento de la pobreza en el mundo. Pero cuando las estadísticas, los análisis, las hipótesis y alternativas que desde la economía se ofrecen en este tiempo, continúan señalando el aumento de la pobreza en el mundo y la crisis del capitalismo financiero neoliberal, entonces este es un asunto definitivo e ineludible. La humanidad sufre las consecuencias de haber superado el criterio del trabajo como productor de riqueza para centrarlo en el capital como sustitutivo del trabajo. Y las continuas crisis de la economía mundial y las medidas que han tenido que tomar los estados han provocado una crisis en la teoría de la libertad del mercado de capitales, porque los seres humanos de este tiempo, parecemos idólatras contumaces del dinero como mamón de la iniquidad.
Ahora me planteo un interrogante: ¿No es motivo para avanzar, para creer en nuestra vi-da, para sentir que ella tiene sentido, para entusiasmarnos con su misión, el que existan en este mundo de la idolatría del capital, de la valoración del “ser” por el “tener”, comunidades de hombres o mujeres que relativicen el dinero como eje de la vida? ¿No es necesario que existan en este mundo, mujeres y hombres que busquen superar la egoísta acumulación de la propiedad privada por un compartir generoso y estimulante? ¿Un estilo de vida que, a pesar de haber participado de los mismos afanes financieros del sistema, se devuelve ahora por caminos diferentes al lucro y la explotación?
La vida religiosa hoy se ofrece a sí misma como una alternativa ante el sistema económico dominante. No en términos de un gremio que pudiera ofrecer nuevas teorías económicas o nuevas opciones de solución a los grandes asuntos económicos contemporáneos, sino desde el sentido mayor testimonial de minorías portadoras de una comprensión y unas prácticas de lo económico que desvirtúan, así como los fracasos del sistema lo están desvirtuando, el que no existan posibilidades diversas y formas de vivir que se aparten de la mayoritaria y absorvente propuesta de un mundo sin alternativas.
Los pobres están ahí, son reflejos del rostro sufriente de Cristo el Señor6. Optar por ellos, asumir su destino y hacer de su causa nuestra causa es, hoy por hoy, un asunto ineludible. Atrás van quedando las discusiones acerca de si optar por ellos era cuestión de la vida religiosa toda o de algunos o algunas dentro de ella, para entrar en la clara seguridad de que la opción por ellos pertenece a “la esencia de la fe cristológica7”. Es asunto de fe cristiana y no de tercermundistas de izquierda; de verdad de la fe y no de discusiones ideologizadas que eluden la urgencia de seguir proponiendo acciones novedosas e inusitadas y alternativas de compromiso y vida. Es un escándalo que afecta a todos los que decimos creer en un Dios que se revela en la justicia y el amor8.
Una vida que sigue clamando desde la compañía solidaria con todos los marginados y marginadas de este mundo, porque ya la pobreza ha dejado de ser asunto de los llamados terceros mundos para ser asunto de todos los mundos. Los indigentes, los niños y niñas, los jóvenes y las jóvenes de las calles y la mendicidad, sean cuales sean las causas de su situación, han dejado de ser visibles sólo en las grandes capitales de los países del llamado tercer mundo, para ser realidad en las calles de Roma, París, Madrid, New York y Hon Kong, por dar sólo algunos ejemplos. Toda una variedad de rostros que deben encontrar en los rostros de religiosos y religiosas de esta época, el rostro de Jesús Señor que hace de nuestro estilo de vida una trasparencia de Cristo9.
Así los pobres se constituyen en razón para seguir andando desde la vida religiosa. En motor que impulsa entusiasmos y recrea ilusiones. Desde el candidato o candidata que tocan a la puerta porque quieren ser de los nuestros y las nuestras, hasta el religioso o religiosa de blanca cabellera están llamados y llamadas, urgidos y urgidas a acercarse con mística pasión a la vida dolorida de todas las fronteras de la vida que son los pobres y excluidos, las víctimas de la iniquidad y la injusticia institucionalizada. Y así, ellos nos vuelven a lanzar al Evangelio, a la pasión singular de vivir la vida con sentido, porque es-tamos produciendo vida, en todo hombre o mujer que se reconoce, desde su pobreza, como imagen del Dios mayor, hijos e hijas de un mismo Padre Madre, Hijos en el Hijo Jesucristo y templos del Santo Espíritu. En una co-evangelización, los pobres enseñan a la vida religiosa a vivir en la esperanza y la vida religiosa aprende a darse a quienes no tienen más que ofrecer que su dolor y su desilusión, pero también sus ganas de vivir y vivir de otra manera.
Y no se trata solamente de continuar el éxodo de la vida religiosa hacia las canteras de la pobreza, sino de formarse y capacitarse para participar en todos los organismos e instituciones que se ocupan del asunto de su superación y de la construcción de modelos de economía y de sociedad que promuevan la igualdad, la equidad y la justicia. Y esta pasión no tiene edad, no tiene límite en el tiempo. Por esta razón nuestra vi-da tiene que seguir andando, avanzando, proponiendo y luchando la utopía señalada, por-que buscando “el Reino de Dios y su justicia, lo demás vendrá por añadidura”(Mt 6, 33).