Lo de «provincias» siempre fue muy de capital y a mi me sienta regular (viví 2 añitos en Madrid…). Esto de la JMJ es una cosa curiosa, los grandes eventos no son muy de mi agrado, pero ayer se convocó una reunión para organizar los días en la diócesis de la JMJ y allí acudimos. Cual fue mi sorpresa cuando descubrímos que éramos unas 80 personas (nada común en estos tiempos que vivimos) Pero lo más curioso fue la pluralidad de creyentes que allí estábamos para echar una mano en la acogida de otros cristianos (australianos y franceses). Allí estábamos religiosos (capuchinos, carmelitas, jesuitinas, jesuitas, claretianos…), algunos sacerdotes de la Obra, laicos de comunión y liberación, parroquias rurales y de centro, sacerdotes diocesanos, pequeños movientos laicales locales, seminaristas… También crisol de edades. Hacía mucho tiempo que no palpaba la comunión en la diversidad y la riqueza de la Iglesia local, mucho tiempo. Y todo en clave de servicio, de acogida, dando gratis lo que recibimos gratis… Quizás sea este el único camino de la unidad en la diversidad: el servicio. Pues sirvamos, en provincias…
Genial. Tombi. En esto consiste la comunión en la diversidad.
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