HOY, QUE NACE JESÚS…

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Ha querido Dios que a lo largo de la historia hubiese mujeres y hombres locos, aventureros, un pelín ingenuos y atrevidos. Esos han sido y son los consagrados. Los del «mundo al revés»… los que insisten con la cantinela de que todo es posible, cuando ese todo es esperanza y alegría repartida.

Son hombres y mujeres normales y especiales; pecadores que han gustado las gracias de la Gracia. Inconformistas, sensibles e innovadores porque siempre están dispuestos a empezar de nuevo. Además lo hacen de una manera sorprendente porque esperan por los últimos. Estos hombres y mujeres mantienen en este mundo nuestro de la prisa, la confianza en la pausa, el instante y la espera. Siempre esperan porque se han fiado de un Dios que es la eterna espera del ser humano…

Hoy, que nace Jesús, vemos a todos los consagrados en torno a un Pesebre. No tienen que decir nada de quienes son, ni mostrar lo mucho que hacen. Hoy solo se dejan mirar por un Niño que, en su debilidad, da fuerza al Carisma y los carismas. Pone nombre a tantas esperanzas y sueños; también ilumina de cambio de aquello que no puede cambiar. Hoy, ante Jesús que nace, cada hombre y mujer consagrados, renueva su verdad… la única, la que vale, la que en medio del silencio grita a nuestro mundo: «yo, te sigo esperando».

Cada vida de un consagrado en su enfermedad o soledad; en su dolor o esperanza; en su ancianidad o juventud; en su palabra o silencio, manifiesta que Jesús nace, se encarna, asume y sana. Manifiesta que la última palabra es el Amor.

Damos gracias por la vida consagrada siempre peregrina, extranjera, débil y en búsqueda. Porque sigue siendo aliento que da alegría al Pueblo de Dios.

Quienes hacemos la Revista Vida Religiosa nos unimos a tu felicidad en estas fechas y seguimos decididos a cooperar en la transformación del mundo configurados con Jesús, abrazo de la humanidad.