Creo que escribo demasiado en el Bolg… Pero bueno. Hoy hace siete años que me ordenaron de presbítero. En estos años no tengo mas que agradecimientos.
Tendría que llenar este post con muchos nombres, pero no es el momento. Doy gracias a Dios públicamente por el amor entreñable que derrama todos los días en mi vida y pido perdón por mis pecados, esos que se ven y pueden ser escándalo para algunos, y los otros que no se ven tanto. Y vuelvo a dar gracias a Dios, porque me invita cada día a la mesa compartida en donde y el pan está partido y el vino envejecido, porque Él quiere, porque el que invita es Él.
En este tiempo cambiaron muchas cosas en mi vida. Creo que entiendo mejor (con el corazón) eso de no he venido a ser servido sino a servir, que la gracia está rodeándolo todo, que las pequeñas cosas son las que mueven la vida, que el amor es lo único que perdura (ese ceñidor), que en los odres viejos se derrama el vino, que el grano de mostaza es diminuto, que la semilla crece por sí misma, que la fuerza está en la debilidad, que tenemos que remar mar adentro, que desde lo hondo sigo gritando al Señor, que el sembrador sigue saliendo a sembrar sin importarle dónde cae la semilla, que está a la puerta y llama (todos los días), que los talentos nos los dio para arriesgar (no para meterlos en la seguridad del agujero egoísta y conservador de las tradiciones), que la casa del Padre tiene muchas habitaciones, que las Bienventuranzas ya son aquí y ahora, que a nosotros nos llama «amigos», que hay un lugar (por aquí cerquita) en el que ya no habrá más llanto, que los que no están contra Él están con Él, que el que no carga con su cruz no puede seguirlo, que hay que tener oídos para oír, que la viuda es generosa y que el publicano sale justificado, que Dios es Dios de vivos, que el jefe de la viña paga lo mismo al vespertino que al mañanero, que el único bueno es Dios…
Y que aumente mi fe…
Gracias
Felicidades… Ya siete años y lo bueno que cada día más feliz y con más sentido del sacerdocio como servicio y entrega. Gracias.
Querido Miguel:
Desde nuestra comunidad de religiosas te deseamos todo lo mejor, que sigas conservando tu frescura y tu disponibilidad para la misión que Dios te regale en estos años.
Esperamos que puedas venir pronto a darnos un dia de retiro.
Las hermanas mucho te quieren. Agradecidas.