“¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?”
Esta es la frase que niega toda posibilidad de ser lo que en realidad se es. Es de aquí, por eso no puede ser especial. Lo conocemos de sobra, no puede bajar del cielo.
Lo que Dios es en nosotros, nosotros lo somos en Dios. Hijos y cielo. O cielo aquí en la tierra y tierra allá en el cielo que todavía es más milagroso.
Creer en nosotros como pan bajado y subido del Reino puede ser Difícil. Pero creer que lo son los demás todavía es más arriesgado e increíble.
Sí que es hijo de José y pan bajado del cielo. Sí que son posibles ambas cosas porque han sido inauguradas en un pesebre lleno de estrellas.