- Cubo de basura: Sobre él cargan las responsabilidades que cada uno deja de cumplir, y las que no están asignadas a nadie; sobre él cargan los imprevistos y las sorpresas desagradables que pueden acontecer en la vida de la comunidad. Actualmente se distinguen los cubos de basura; hay cubos amarillos y grises; hay cubos de basura para el papel; los hay para el vidrio; también el material plástico encuentra su propio cubo donde depositarlo. Y es que es reciclable. Una buena práctica consiste en que la superiora de la comunidad no se olvide de sacar los cubos de basura a la calle, de noche, para que se la llevan los camiones.
- Alfiletero: El superior adquiere la función de ser el lugar donde se clavan las alfileres que cada uno suelta como expresión de sus heridas, de sus insatisfacciones y amarguras. La vida comunitaria produce tensiones. Surgen los sentimientos de ira y de agresividad. La descarga de los mismos suele llevar la dirección del superior o superiora.
- Hospedero/a: Es el que cuida de la casa, de los que vienen y van, toma nota de las visitas, de cuándo unos entran y otros salen.
- Bombero: En las comunidades existen situaciones de sequía. Como sucede con el clima. Se calienta la tierra y las simples chispas pueden producir un incendio. En el grupo humano, las chispas pueden ser unas palabras; pueden ser los silencios o los olvidos. Y empieza a circular el fuego de la crítica y el descontento. El superior/a tiene que dar mil explicaciones; tiene que pedir mil y un perdones… Tarda en enfriar el terreno.
- Chivo expiatorio: Todo grupo humano genera motivación, pero también decepción; unas personas se comparan con otras, surgen sentimientos de envidia, de emulación. En las relaciones fraternas se producen sentimientos de agresividad y venganza. La forma de liberar la agresividad y los deseos de venganza suele consistir en canalizarla hacia el líder. Se le carga con las culpas de todos y se le envía al desierto, que puede ser el rechazo, las críticas.
- Muro de lamentaciones: Las relaciones humanas hacen experimentar la diversidad como una amenaza. Las personas más maduras logran transformar la amenaza de la diferencia en un regalo que enriquece y estimula el crecimiento. Pero, en este proceso, se producen fricciones, comparaciones de superioridad e inferioridad, miedos a no tener espacio ni visibilidad en la comunidad. De ahí las lamentaciones y las quejas. La persona que tiene la misión de superior o superiora de una comunidad tiene que contar con que, sin comerlo ni beberlo, se va a ver convertida en muro de las quejas de los miembros de la comunidad.
- Suplente de las desganas: La comunidad está formada por personas adultas y libres. Todas han tenido un largo camino de formación. La libertad, sin embargo, implica responsabilidad y coherencia. Y en este punto nadie es del todo coherente y responsable. Sucede que hay muchos acontecimientos Además, la responsabilidad de la libertad es muy exigente. Y nadie la realiza del todo. Pues bien, esas zonas de la vida comunitaria caen sobre el superior. Lo que nadie quiere hacer, por desgana, o porque dice que no le toca, va a pasar al superior/a.
- Enfermero/a: Especialmente en las comunidades donde abunda la gente con achaques. Alguien tiene que ayudar a solucionar los problemas de salud que cada uno experimenta: acompañar al médico, cuidar los protocolos….resolver los pequeños grandes problemas del cuidado de la propia vida.