Feliz día de la Asunción

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Cuando decimos : « Asunción », nombramos el misterio de la exaltación-glorificación que, por Cristo y en Cristo, ya se ha cumplido en la Virgen María, y que un día se ha de cumplir en el cuerpo de Cristo que es la Iglesia: también para nosotros habrá un día una asunción al cielo.

Hoy, con su pariente Isabel, también nosotros saludamos a María: Bendita tú, Virgen María, tú que, por la fe, has recibido en la humilde virginidad de tu seno al Hijo de Dios, y hoy eres acogida en la gloria de tu Señor en lo más alto del cielo.

Contemplando la gloria de la Santa Virgen Madre de Dios, podemos decir de nuestra comunidad eclesial: Dichosos vosotros que, en este tiempo de gracia, acogiendo la palabra de Dios, habéis acogido a Cristo; dichosos vosotros que habéis hecho comunión con Cristo en la Eucaristía, vosotros que habéis cuidado de Cristo en los pobres.  Bendita tú, comunidad eclesial; como la Virgen María, tú también serás acogida por tu Señor en el Reino que ha sido preparado para los justos desde la creación del mundo.

“Alegrémonos todos en el Señor al celebrar este día de fiesta en honor de la Virgen María: de su Asunción se alegran los ángeles y alaban al Hijo de Dios”.

En la Virgen María, en su asunción-exaltación, podemos contemplar cumplido lo que hoy, en nuestra Eucaristía, recibimos como prenda de eternidad, como arras de inmortalidad.

Recibiendo a Cristo, recibimos con Cristo la gloria del cielo.

Enséñanos, Virgen María, a dar nuestro sí a la palabra del Señor, al evangelio que hemos recibido para los pobres, a la esperanza que nos acompañará hasta el cielo. enséñanos a decir: “Hágase en mí según tu palabra”.

Feliz día de la Asunción.

Feliz camino en la esperanza.

Feliz peregrinación en el camino del cielo.