Ninguno de nosotros habrá de responder ante ningún cardenal, ni tampoco ante ningún Papa: habremos de responder ante el Señor Jesús.
Y hasta las piedras saben que no se nos preguntará sobre doctrinas ni ideologías ni prácticas religiosas ni filosofías ni teologías.
Muy en vano algunos hombres religiosos se preocupan por esas cosas.
«Al atardecer»… nos preguntarán por el amor, nos examinarán en el amor, nos recordarán comida y bebida y vestido y acogida y abrazos…
Y de nada servirán en aquel trance poderes y certezas y pretensiones de dominio sobre las conciencias y juicios pronunciados con otros criterios distintos del servir a todos y andar arrodillados a los pies de todos.
Un abrazo de este hermano menor.