Este domingo de Ramos nos quedaremos sin salir a la calle, sin estrenar ropa, sin sonreír a los desconocidos con los que nos crucemos.
Este domingo de Ramos será sin muchedumbres, sin palmas u olivos que olvidan su aceituna.
Este domingo de Ramos será mas de leer la Pasión, de vivir la Pasión en letras de enfermedad y de hospital y de virus que devora y se cobra vidas preciosas, vidas importantes para todos.
Este domingo de Ramos nos recuerda que la cruz y la alegría siguen siendo verdad. Que la muerte y la vida se entrecruzan en todo el mundo, sin respetar fronteras, títulos o merecimientos.
Este domingo de Ramos es también esperanza de que vamos a salir, maltrechos, diezmados, distintos… Nos anuncia con tozudez que las heridas de otros curan las nuestras, que somos siendo en los demás, que lo individual solo es verdad en el complejo tejido de los millones de personas que formamos una sola humanidad .
Este domingo de Ramos nos recuerda, en carne propia, que el quedarnos encerrados es solidaridad con los que no conocemos, que hay muchas personas que con su trabajo y su generosidad permiten que podamos seguir viviendo.
Este domingo de Ramos también hace que volvamos la mirada a aquellas personas que en otros países, no pueden confinarse porque no tienen para comer, porque de hambre se sigue muriendo.
Este domingo de Ramos es también de alegría porque la humanidad responde, se protege con gestos diminutos, se ocupa de los más frágiles, defiende a nuestros ancianos que no son prescindibles ni números fríos, ni material descartable.
Este domingo de Ramos, ojalá, nos anuncia que muerto el que es la Vida triunfante se levanta. Y en Él una humanidad herida pero restañada, que guardará memoria de tanto regalo ofrecido en silencios y en recogimientos fecundos.
Este domingo d Ramos. Amén.