Con el domingo de Ramos entramos en la semana mas hermosa que nos puede ser regalada. Entramos en la semana de la pasión.
De una pasión en el Calvario de Jesús a la que fué condenado por vivir apasionadamente. Pasión apasionada de un vaciarse en el amor, de una com-pasión sin límites, de hacerse el prójimo de todos los seres humanos de todos los tiempos (en esa maravillosa bajada a los infiernos que reconcilia pasado de muerte y presente resucitado). En una invitación de sepulcro donde no habita ya el silencio sino el bullicio de una resurrección que se va gestando ante las lágrimas de María que no entiende pero confía.
Y, por último, pero lo más importante, la invitación de Galilea de los gentiles, el lugar «impuro» de la vida, donde se anuncia la gran «pureza» de la mezcla, de la mesa de los pescadores pecadores, la invitación a vivir con-pasión. Con toda la fuerza frágil de una resurrección de carne llagada.
Feliz Semana de Pasión