En esta noche santa el rocío que se fue acumulando durante siglos de esperanzas y anhelos rompe el cielo y se destila en un establo de una aldea insignificante con nombre de poesía.
En esta noche santa el renuevo de un tronco ya seco germina para la vida del universo, esbozando la nueva creación donde no habrá llanto ni lágrimas.
En los ojos cerrados de ese bebé acostado en un pesebre de bestias se acumula toda la ternura de Dios, todos los siglos de espera, todos los sueños que ahora ya tienen el germen del Reino.
En esta noche santa Dios se hace uno de nosotros, pasando por uno de tantos y haciendo que seamos increíblemente amados y con capacidad ilimitada de amar.
En esta noche santa el silencio se hace gesto imperecedero de entrega, amor extremado, ciento por uno y pérdida colmada. En la medida rebosante de un bebé con los ojos cerrados que encierra en sí todas las constelaciones y toda la humanidad.
Feliz noche santa