Entonces, decidir un proyecto de vida innovador «es saber cambiar el punto desde el que mira las cosas; es acceder a una nueva forma de hacer; es medirse con el mundo, reestructurar una certeza. Muchos de los grandes descubrimientos han sido realizados por personas como Einstein, Marconi, quienes, al no tener los obstáculos mentales de sus maestros, pudieron hacer algunos procesos que requerían salir, al menos en parte, de un campo de conocimiento o de acomodamiento, para ingresar en otro que, al principio, no tranquiliza, sino que inquieta»2.
El perito conciliar K. Rahner, uno de los teólogos más influyentes del siglo XX, en su libro Società umana e chiesa di domani, fingiendo reflexionar en un sueño, como papa, sobre el futuro de la Iglesia, escribió: «para planificar el futuro […] no convocaré un Concilio Ecuménico […] preferiría convocar a un grupo de teólogos, sociólogos, futurólogos e historiadores inteligentes. Esto con el fin de formular con verdadera competencia, con coraje y con una cierta imaginación creativa, cómo deberían llevarse a cabo las cosas en la Iglesia»3. Mediante este sueño imaginario, K. Rahner quiso decir que incluso la Iglesia, para superar su introvertida autoconciencia, debe ser observada desde «fuera». Si esto vale para Iglesia, con más razón debería valer para la vida religiosa.
1 Ota de leonardis in Animazione Sociale, n.1.
2 U. Morelli.
3 K. Rahner, Società umana e chiesa di domani, Ed. Paoline, Milano 1986 pp. 337-338.