Dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron, mientras que Jesús estuvo “treinta años preparándose”.
Llama la atención tanto la decisión de Jesús de comenzar como la rapidez de aquellos pescadores en seguirle. Y es el arresto de Juan el signo que provoca que Jesús deje Nazaret, la casa familiar y toda su vida “oculta”, para comenzar de nuevo. Un revés, una mala noticia, que provoca en Jesús el comienzo de una nueva vida. Mientras que a nosotros, las contrariedades se convierten en obstáculos que nos impiden avanzar.
Entonces Jesús se marcha a Cafarnaún, y desde allí se moverá de sinagoga en sinagoga anunciando el inicio del Reino de Dios y de camino en camino provocando la conversión de los corazones. Sale de su mundo y cumple la Escritura; su gesto se va a convertir en luz para aquellos judíos galileos que tan poco esperaban de Dios: Por estar lejos del Templo de Jerusalén, por estar mezclados con tanto extranjero, porque ellos habían perdido la esperanza de ser salvados.
Jesús comienza a recorrer los caminos de Galilea y a caminar junto al lago donde se gesta la vida de aquella zona. Es allí donde decide buscar ayuda invitando a unos pescadores a involucrarse en la tarea del Reino. Y comienza invitando a dos pares de hermanos. Hombres sin letras, sin ciencia teológica, sin conocimientos de la Ley de Moisés, para pescar hombres. Y aquellos “inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”. Dejan lo que llevan entre manos y, sin que se interponga otra cosa en su decisión, se van con Jesús.
Pedro y Andrés habían comenzado a trabajar. Acababan de echar el copo en el lago en espera de que se llenara de peces. A ellos Jesús les dice: “Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres”. Y ellos se fían de sus palabras y de su propuesta: Echar el copo en tierra y saber esperar como sólo sabe hacer un pescador. Y dejando su medio de vida, le siguen.
Santiago y Juan ya habían terminado de pescar, de tal forma que repasaban las redes rotas por el peso y la manipulación de la pesca. Y los llama también para que, en adelante, repasen y cosan muchos corazones heridos. Estos dos hermanos estaban trabajando con su padre; así que dejan a la familia y su tradición y se van con el Maestro.
No me puedo imaginar la rapidez con la dejaron la barca, al padre, la casa…. su vida entera, pero debió ser “radical”. El hecho es que dejan la seguridad de lo que tenían para pescar de una manera nueva. Dejan la seguridad del mar -aunque para nosotros el mar sea el paradigma de la inseguridad- para afrontar la inseguridad de trabajar en tierra -algo que a mí me hace pisar fuerte-.
El caso es que escoge pescadores y no rabinos. ¡Perdón! Fueron pescadores los que responden y no fariseos o levitas. Porque muchos serán los invitados y pocos los escogidos. Ahí está la radicalidad.
El caso es que escoge pescadores y no sacerdotes. ¡Perdón! Fueron pescadores los que no pierden la oportunidad de seguir al verdadero Maestro, el que estaba esperando un pueblo que habitaba en tinieblas. Ahí radica la inmediatez.
La cuestión está en si nosotros esperamos algo de Dios. Si tú esperas algo de Dios. Porque si esperas poco, poco cambiará tu vida. No habrá situación de tu vida que sea elocuente de lo que Dios te está pidiendo. Ahora, si esperas todo de Dios te puede cambiar la vida entera, porque le encontrarás a tu lado y no perderás la oportunidad de ponerte al servicio del reino.
¡Dios, que mi seguridad no me impida comenzar de nuevo!
¡Dios, pasa a mi lado y provoca que te siga inmediatamente!