Cuarto domingo.
Ya se nos van acabando los domingos de Adviento y tengo la sensación de no aprovecharlos como debiera
Me dijo alguien ayer.
Y yo le contesté que no es cuestión de aprovechamiento (siempre intentando sacar algo en limpio), sino de dejarse llevar. Con lo que tenemos y con lo que somos. Con nuestro pecado y con su gracia. Sobre todo con su gracia.
Lleguemos como lleguemos no depende de nosotros que la Navidad exista. La Navidad existe igual, otra cosa es que la percibamos. Pero se puede percibir también en la sequedad, en el desánimo, en la soledad…
Es cuestión de saber recibir, no de saber dar. Estamos tan equivocados. La encarnación es el mayor regalo de Dios, sin esperar nada a cambio, para poder vivir no sólo de oídas, sino desde dentro, lo que somos, todo lo que somos los seres humanos.