En este confinamiento seguro que hemos recorrido muchos caminos. Caminos de interior. Interior de nuestras casas e interior de nosotros mismos.
Caminos hacia dentro necesarios para poder posar tantas realidades y sentimientos que ahora ya forman parte de nosotros y que ojalá conservemos como un tesoro todos los días de nuestras vidas.
Recuerdos buenos y malos, como el trigo y la cizaña, pero todos necesarios para enriquecernos, para valorar lo que teníamos y lo que tenemos.
Caminos que han hecho transitar por la verdad en medio de tantas fake News que solo buscan crear confusión y sembrar el odio. Nuestra verdad es muy distinta, es como el amor que todo lo perdona, todo lo aguanta, todo lo sostiene. Una verdad humilde porque sabemos que no se impone, no aniquila.
Y también un camino que nos lleva a la vida, que es la vida. Entre tanta muerte descubrimos pequeñas grietas de sepulcro vacío. Palabras de mujeres que nos insiste en que han visto la blancura de la resurrección y que, incluso, han hablado con ella. Palabras que nos invitan a fiarnos, a soñar, a vivir con intensidad y generosidad lo que nos han regalado, que es todo.
Camino, verdad y vida. Ahora y siempre.