Me escapo en la siesta veraniega junto la garganta de Cuarto, y me acerco al bar del alado en el que disponemos de wifi, para matar esta adicción de ir contando a todos vosotros, mis amigos, estas experiencias de vida que me sucedan y que no puedo callar. Estoy como bien sabéis en Losar de la Vera con unos sesenta jóvenes de que van de quince a treinta años, bachilleres , universitarios y graduados. Toda una experiencia de comunidad y vida del movimiento de Juventud Estudiante Católica de Extremadura, que dedica una decena de días a la formación humana y cristiana a fondo, como no se puede hacer durante el curso por las razones obvias de la vida diaria, ahora aprovechamos las vacaciones para ir al fondo de la vida, buscando esa fuente de que calma la sed de siento y de verdad que habita en todo ser humano.
Dos son los temas centrales que nos ocupan, con los más jovencillos el tema de la imagen y la autoestima; los mayores ahí andamos con esa espiritualidad tan necesitada para nuestra época y nuestro mundo: la del decrecimiento con un lema de vida: “decrecer para crecer, del límite a la posibilidad”. Estamos tratando de hacer una lectura creyente del momento actual que nos ha tocado vivir, y especialmente desde el ser joven y cristiano hoy. Hemos dedicado dos días al ver en profundidad, y han aparecido los límites de todo orden: político, económico, social, cultural, afectivo, personal, ambiental, estructural… toda una batería asombrosa de límites que, a veces, nos vienen dados y otras son fabricados por nosotros o por los otros. Ponerles nombre e identificarlos ha sido una tarea ardua y dinámica, a la vez que viva y apasionante.Después un día de marcha a la montaña, donde el esfuerzo supera dificultades y límites para llevarnos a la altura, a lo bello, sereno, al agua limpia y transparente, a lo gratuito y compartido en el grupo que camina, y hasta se pierde pero se reencuentra. Hoy retiro de profundidad adentrándonos en lo límites desde Dios, y en El desde los límites, como único camino de encuentro y salvación. Sorprendente¡ No hay salvación fuera de los límites: la encarnación, muerte y resurrección. Sólo la kénosis cristológica nos resuelve la mirada creyente de la crisis y los límites. Dios es el Dios de los límites y de los limitados, el de la creación, el de Israel esclavo, el de Abrahán sin descendencia, de David sin fuerzas, de profetas miedosos, de pueblo dispersado… pero sobre todo el Dios de Jesucristo, el que se encarnó, entrando en la debilidad suprema: “Esta es la señal, un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre…el hijo del carpintero…el nazareno… el de los caminos, los niños, las prostitutas, los pobres, las viudas y los huérfanos…el condenado a muerte… Y , por lo mismo, el resucitado que nos libra de todas nuestras muertes y límites, el que nos hace libres ahí donde nos sentimos limitados, el que convierte el límite en posibilidad. Y esta tarde lo veremos realizado en los que se encontraron con él: Zaqueo, Nicodemo, Prostitutas, Ciegos…
Estamos entendiendo de con hechos de vida propios y ajenos que es verdad lo que dice el evangelio: “El que quiere ganar su vida la perderá y el que esté dispuesto a perderla la ganará” y que todo esto es posible porque “Cristo, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”. Los límites son lugar de salvación y liberación. No tenemos que huir de ellos, más bien lo contrario, fecundarlos con la gracia y el amor de Cristo, que es donde la cruz se hace resurrección y vida. No os podéis imaginar lo que es profundizar en esta clave con los jóvenes y sus vidas; Dios me convierte y hasta me hace subir a la montaña a mí, para contemplar la cima con ellos, sentir el cielo cercano y saber que el Reino está llegando y que estos van a luchar para descubrirlo y avanzarlo, arriesgando y apostando por este camino de seguimiento a Jesús, donde se vencen los miedos, se niegan a sí mismos, cogen su cruz y avanzan en el deseo de vencer las crisis y los límites con la verdad limpia del Evangelio en el que están bebiendo con una pasión y una sed inimaginable. GRACIAS PADRE¡¡¡¡