Adviento que no parece adviento

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Primero he de aclarar que no es por mi, sino por algunas personas que me dicen eso (también es verdad que cuando no se pide una explicación y se da… Excusatio non petita, accusatio manifesta)

Pienso, que en lo yermo de la vida, también se puede dar ese signo de esperanza. Para los que anhelaban la venida del Mesías nada cambió después del nacimiento de Jesús. Sólo unos pocos tuvieron la dicha de saber verlo. Para el resto, la vida continuaba siendo igual: los mismos sin sabores, las mismas pequeñas esperanzas, lo mismo.

Pero a pesar de todo, la fragilidad se fue haciendo camino, hasta culminar en la mayor fragilidad: la cruz y su execrable vivencia (entiendase bien lo de execrable: Condenar y maldecir con autoridad sacerdotal o en nombre de cosas sagradas. RAE)

Pero a pesar de todo (otra vez), algunos tuvieron la suerte de saberlo ver. La debilidad del nacimiento, la debilidad de la vida, la debilidad de la cruz, la debilidad de la resurrección… en Jesús se hizo fuerza.

Cierto que es una fuerza débil, muy débil. Pero también es fuerte, muy fuerte.

Feliz adviento que no parece adviento

1 COMENTARIO

  1. Parece mentira que a estas alturas de nuestra vida (religiosa) andemos tan apesadumbrados y más en tiempo de Adviento.
    Es casi una vergüenza (o mejor sin casi) que no hayamos alcanzado, al menos, un poquitín de sabiduría ante el Misterio o la Divinidad y que sigamos si percibir, sin abrazar, la realidad de su Presencia en el presente.
    Ahogamos la Vida misma buscando en donde no está, pensando que tiene que tratarse de otra cosa.
    Gracias por tu tirón de orejas que nos resitúa en la rendición del “todo está ya aquí … y siempre lo ha estado” como el Adviento «que siempre es Adviento aunque no lo parezca»

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