Adviento: 4 pasos para Belén

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Adviento

 

Adviento 2022. No se trata de recetas, sino de cuatro sencillos pasos para llegar a Belén este nuevo Adviento:

  1. Humildad
  2. Caridad
  3. Autenticidad:
  4. Oración

Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron las gafas en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones.

Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo:

– El marco es completamente inadecuado para el cuadro.
– El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa.
– En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato.
– Es una falta de respeto.

El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja:

– Querido, – ¡estás mirando un espejo!

1. Humildad

“…porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande” (Lucas 9, 48).

¿Puede nuestra soberbia bloquear la gracia? Teológicamente no, pastoralmente sí. ¿Cómo es eso posible? Cierto que no existe nada que se resista a la gracia, pero también es cierto que si no nos encuentra abiertos, humildes, pobres, se lo estamos poniendo más difícil.

La humildad es como el abono para que la gracia actúe… «Manso y humilde de corazón» sólo hay uno, pero imposible encontrarse con Dios sin humildad. Humildad que es callar ante las críticas personales, saber pedir perdón, dar gracias, reconocer (valorar) al otro, creer en el diálogo, no sentirse superior… Adviento es despojarnos del orgullo.

2. Caridad

“Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos, a mí me lo hicisteis.» (Mateo 25, 37-40)

¿Quiénes son hoy esos hermanos más despreciados? ¿Los lobbies gays, los inmigrantes, los okupas, los políticos, los drogatas y borrachos, los violadores o los maltratadores? Nos repugna el pecado, pero -aunque nos duela- no somos mejores que el peor pecador. Ocupamos el lugar de Dios cada vez que juzgamos.

Pero la caridad no es ir más allá a buscar amar al que tenemos lejos. Es amar al «cuñado», al pesado de turno, a la hermana «difícil», a quien nos complica la vida, a esa persona que no paramos de machacar con nuestras palabras. Adviento es volver a empezar sin miedo.

3. Autenticidad

«No hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.» (Mateo 23, 1)

¿Postureo religioso? Hemos sido muy expertos. Mucho cumplimiento y quedar bien ante los demás. Mucho darle vueltas al qué dirán de nosotros. Complicar demasiado la vida por falta de sencillez. Pensar siempre en lo que me falta de lo que tienen los demás. Llenarme de máscaras para cada situación.

La autenticidad es ser fiel a la imagen primigenia de Dios en nosotros. Volver a ser buenos como cuando nacimos, recuperar la belleza de nuestra alma. Adviento es dar pasos hasta recuperarla.

4. Oración

“¡Volveos a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!” (Mateo 3, 2)

¿Es que Dios no está ya aquí? «Ya pero todavía no». Todos los días llega, la cuestión es cuánto estamos atentos. El verdadero encuentro con Dios no puede darse sin consecuencias. Humildad, caridad, autenticidad son algunos de sus frutos. Y para orar basta decir de corazón «Padre» o simplemente hacer silencio y escuchar…

La oración es descubrir a Dios en todas las cosas. Un presente continuo con Él, tal como el enamorado descubre en todo al amado. Porque es cuestión de amor. Adviento es salir a este encuentro.

¿Y yo? ¿Cómo estoy viviendo este Adviento?

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